47 años de la República Árabe Saharaui Democrática. La larga espera | Jorge Alejandro Suárez Saponaro en «Defensa y Seguridad»

47 años de la República Árabe Saharaui Democrática. La larga espera | Jorge Alejandro Suárez Saponaro en «Defensa y Seguridad»

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El 27 de febrero de 2023, se cumplió un nuevo aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui Democrática. A diferencia de años anteriores, los saharauis esta vez, están librando una guerra silenciada por Occidente.

Los actores clave en este conflicto: España, Estados Unidos y Francia, se han decantado de alguna u otra manera, a favor de la tesis marroquí, contrario al derecho internacional. Rabat, parece ser uno de los últimos bastiones, en apariencia pro occidentales, en un continente africano, que claramente apuesta por Rusia y China

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La corrupción, sin ninguna duda es el elemento central que explica porque la República Saharaui, no ha logrado que se cumpla con el proceso de paz de 1991, como también ha sido el factor determinante para que España cediera en los Acuerdos de Madrid, perjudicando seriamente sus intereses nacionales, a cambio de ciertas concesiones pesqueras, que por cierto nunca se cumplieron del todo.

​Los saharauis volvieron a las armas, ante un mundo que mira hacia otro lado, a pesar que la justicia y la razón les asiste, pero la corrupción, intereses inconfesables, les impide cumplir con el anhelo de ver su patria completamente liberada.

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La larga espera. La doble moral de las democracias de Occidente

El XVI Congreso del Frente Polisario, llevado a cabo en enero de 2023, fijó la estrategia nacional de la República Saharaui o RASD. La lucha armada está vinculada con exigir el cumplimiento del Plan de Arreglo de 1991: referéndum de autodeterminación, reducción de la presencia militar marroquí, respeto a los derechos humanos, derecho de retorno de los refugiados, y censo de votantes. Un aspecto no menor, es poner de relieve un contexto internacional, que promueve mayor ilegalidad internacional, y un rol cada vez más limitado de la ONU. Es por ello que los saharauis ven en la Unión Africana, donde la RASD es miembro fundador, una oportunidad para la paz. Ejemplo de ello, es su exitosa intervención en la crisis de Tigray en Etiopía. Marruecos, a través de una estrategia de “soft power” ha buscado dividir la opinión de los estados africanos, especialmente buscando apoyos en los países francófonos, con la apertura de consulados en las zonas ocupadas, reforzar lazos con Estados Unidos, con un acercamiento con Israel. Respecto a España, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez a contrario de su discurso político, apoyó sin tapujos la tesis marroquí de solución del conflicto: el régimen de autonomía. El PSOE, partido gobernante en Madrid, ha tenido un papel lamentable y de doble moral. Por un lado, la condena a la invasión rusa de Ucrania y la solidaridad europea ante este hecho, y por otro, los saharauis, víctimas de una guerra de agresión, son abandonados a su suerte, y para peor la Europa democrática, apoya a Rabat.

Estados Unidos, ve en Marruecos un actor clave para sus intereses, ante el avance de China y en menor medida de Rusia en África. El fracaso francés en Burkina y Malí, abrió las puertas para que el Kremlin, ocupara el rol de “garante de seguridad”.

Es indudable que poderosos intereses económicos están detrás del apoyo a la ocupación ilegal del Sahara. La Unión Europea ha recurrido fallos de tribunales donde claramente dan la razón a la tesis saharaui, que los recursos naturales, son de su propiedad y que la explotación de los mismos, deben ser en consulta con dicho pueblo y obtener los beneficios correspondientes. El generoso financiamiento que recibe Marruecos, le permite financiar un ambicioso programa militar. España, con su torpe política de apaciguamiento, cede constantemente y está poniendo el riesgo los territorios de Ceuta y Melilla, además de ceder espacios marítimos circundantes a las aguas canarias, y potencialmente ricos en hidrocarburos al expansionismo marroquí.​

En el Congreso de los Diputados, en febrero de 2023, Unidas Podemos, sorprendió al gobierno español, con un proyecto de ley concediendo la ciudadanía automática a todos los saharauis nacidos durante el período colonial. Si se aprueba esta ley, muchos nacidos bajo dominio colonial, que fueron desaparecidos por el ocupante marroquí o asesinados siendo prisioneros de guerra, por ende, susceptible de ser denunciados como crímenes contra la humanidad o de guerra. España tendría obligaciones con dichos ciudadanos, como de aquellos que viven en una situación muy precaria en el desierto argelino en los campos de refugiados de Tinduf.

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La agencia EFE en enero de 2023, señaló que el servicio secreto belga, obtuvo la autorización de la justicia para llevar a acciones de investigación a los citados europarlamentarios, dado que habían recibido dinero por parte de la agencia marroquí de inteligencia. La fiscalía federal belga, publicó algunas partes del informe de Seguridad del Estado, que señala la existencia de una red que realiza actividades de injerencia en las instituciones europeas en nombre de Marruecos, pero también en nombre de Catar, a través de personas que ocupan puestos clave en el mundo institucional europeo, principalmente en el Parlamento Europeo.

La corrupción, sin ninguna duda es el elemento central que explica porque la República Saharaui, no ha logrado que se cumpla con el proceso de paz de 1991, como también ha sido el factor determinante para que España cediera en los Acuerdos de Madrid, perjudicando seriamente sus intereses nacionales, a cambio de ciertas concesiones pesqueras, que por cierto nunca se cumplieron del todo.

​Los saharauis volvieron a las armas, ante un mundo que mira hacia otro lado, a pesar que la justicia y la razón les asiste, pero la corrupción, intereses inconfesables, les impide cumplir con el anhelo de ver su patria completamente liberada.

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