Texto: Ali Salem Iselmu
Ilustración: Fadel Jalifa, pintor saharaui
Cuando salió de su casa aquella noche de verano sabía que no iba a volver. En una pequeña caja llevaba sus objetos de mayor valor y los guardaba para que nadie pudiera verlos. Antes de dejar su tierra, miró el horizonte para captar la luz de la luna con sus ojos. Las piedras afiladas de la llanura, eran extrañas estatuas que iba observando. El coche que conducía, buscaba de forma desesperada un pequeño poblado en el que vio por primera vez un eclipse solar.
A medida que se alejaba, una extraña nostalgia lo dominaba. El paisaje cambiaba. Los árboles empezaban a escasear y las temperaturas subían unos cuantos grados. La brisa del mar que penetraba en su ciudad, estaba lejos. Aquellas flores con pétalos…
a través de Muerte a la intemperie — Y… ¿dónde queda el Sáhara?