(…)
En esta parte de la obra, el autor explica detalladamente los protocolos de actuación de un plan minucioso, órdenes y los pasos que siguieron desde la famosa ‘Marcha Verde’ hasta la culminación con el abandono de los militares españoles por orden del entonces heredero Juan Carlos, reflejando un plan de actuación ordenado y con el beneplácito y participación de grandes aliados a la monarquía marroquí.
«…Desde los tiempos del desembarco norteamericano en sus costas, durante la II Guerra Mundial, Marruecos ha sido considerado un aliado primordial por Estados Unidos. Las alteraciones provocadas por la influencia de la revolución portuguesa, que pone en peligro la base de las Azores, convierten en un lugar geoestratégico especialmente sensible toda esa zona del Atlántico tan próxima al estrecho de Gibraltar. Además, investigaciones realizadas durante los primeros años 70 demuestran que se puede obtener uranio a través del ácido fosfórico procedente del fosfato. Y el Sahara Occidental es el principal productor del mundo de este mineral. Tampoco hay que desdeñar, de cara al futuro, la importancia de sus reservas petrolíferas.
En esas circunstancias, el director adjunto de la CIA comienza a maniobrar en favor de Marruecos, para que Hassan II se apodere de lo que, hasta ese momento, ha sido el Sahara español. Y empieza a gestarse la “Marcha Verde”. Le Monde Diplomatique, en su edición en lengua inglesa, ha publicado en 2005 un informe, sustentado en documentos desclasificados de los archivos de Estados Unidos, en el que se llega a la conclusión de que la apropiación del Sahara por parte de Marruecos, en 1975, tiene éxito gracias a la intervención de Estados Unidos a su favor. En uno de estos documentos, enviado por el director de la CIA, William E. Colby, a Kissinger se indica que hay que intentar, a toda costa, “controlar la reacción contraria a Marruecos que van a provocar en La Haya sus reivindicaciones sobre el Sahara Occidental”. Y añade: “Es posible que Hassan II haya llegado a la conclusión de que una intervención armada española contra su invasión del Sahara provoque una mediación internacional favorable a sus intereses”.
Está claro que todos consideran a los integrantes de la “Marcha Verde” exclusivamente carne de cañón. El informe de Le Monde cita otro documento desclasificado en el que Kissinger, después de reunirse con el presidente Gerald Ford y con el Consejero para Asuntos Europeos, Arthur Hartman, señala: “Hay que llevar el tema a la ONU, pero con la garantía de que el Sahara pase a Marruecos”.
Mientras el secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, recorre los países implicados en el proceso de autodeterminación del Sahara, Marruecos, a sus espaldas, urde, junto a Estados Unidos, una estrategia para apropiarse del territorio. El eje de la actuación sobre el terreno consiste en lanzar una masiva marcha civil marroquí que se introduzca en territorio saharaui. Paralelamente, las presiones políticas ejercidas por Estados Unidos deben hacer desistir a las tropas españolas de utilizar la fuerza para defender sus posiciones.
La “marcha” la diseñan agentes de los servicios de inteligencia norteamericanos en un gabinete de estudios estratégicos situado en Londres y financiado por Kuwait. El secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, es quien da el visto bueno a la operación…»
El 21 de agosto de 1975, Henry Kissinger, secretario de Estado, cierra la entrega y planificación de la Marcha Verde mediante la emisión de un telegrama a Rabat con el mensaje en clave: «Laissa podrá andar perfectamente dentro de dos meses. Él la ayudará en todo».
(…)
Artículo completo en ECSaharaui.com: «El Sahara, la CIA y el Borbón.» Alfredo Grimaldos arroja luz a la implicación de la CIA en España.