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No hay guerra desde 1991 pero tampoco puede decirse que haya paz. Bajo la sombra del muro, los saharauis ven pasar los años sin que nada se mueva. En 1991 les prometieron un referéndum de independencia que Rabat bloquea, con el apoyo incondicional de Francia, EE.UU. y también España, pese a que sobre el papel es aún la potencia administradora.
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La vuelta a las armas ha sido el gran tema del XV Congreso del Frente Polisario la semana pasada en Tifariti. La declaración final advierte que los saharauis revisarán su participación en el proceso de paz y exige a la ONU que designe a un enviado especial, tras la renuncia en mayo del expresidente alemán Horst Köhler.
“Aunque espero que todo se solucione sin ir a la guerra, haré lo que diga el Polisario”, afirma Salah Lebsir
En una entrevista con La Vanguardia y otros medios españoles, el secretario general del Polisario, Brahim Gali, no responde si es partidario de retomar las armas. “El pueblo saharaui está al límite de su paciencia. No está cansado de la resistencia, sino de una comunidad internacional que no cumple sus compromisos y se burla de nuestra paciencia. Hemos cooperado con la ONU todos estos años para lograr una solución justa, definitiva y pacífica. Pero no seguiremos igual. Si la ONU no cambia de actitud, nos empujará a elegir otros medios que hasta ahora hemos evitado”.
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