Lehbib Abdelhay.
ECS. Madrid. | El conflicto saharaui está presenciando un vigorizante reavivamiento diplomático con las hostilidades armadas como telón de fondo. En estas últimas tres semanas, la vía política del conflicto del Sáhara Occidental se ha revitalizado con el propósito de dar paso a nuevos escenarios y allanar el camino hacia un desbloqueo del statu quo derivado de la intransigencia marroquí. Desde el nombramiento de un nuevo jefe de la MINURSO la última semana de Agosto, el recién anunciado sentenciamiento por parte del TJUE sobre la legalidad de la explotación de los recursos naturales saharauis por parte de Marruecos hasta desembocar hoy en la confirmación de que Rabat ha aceptado -tras rechazarla en Mayo- la propuesta de Staffan de Mistura como enviado personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, lo que apunta a su inminente nombramiento por parte de António Guterres a expensas de su aprobación en el Consejo de Seguridad, ya que la otra parte en conflicto -Frente POLISARIO- ya aceptó sin dilación a De Mistura el pasado Abril.
Descontextualizada, se trata de una buena noticia para los saharauis y para la conclusión del proceso de descolonización, pero la necesidad de contextualización es inherente al conflicto ya que alberga intereses de varios países, especialmente los de su región. En mitad de unas dinámicas regionales cambiantes y muy distintas a las que propiciaron la firma del alto el fuego en 1991 entre el Frente POLISARIO y Marruecos, (Parón en la guerra, Unión del Magreb Árabe, reconciliación argelino-marroquí…e.t.c) el arma diplomática se erige como la principal para desestancar el conflicto, solo que en diferentes circunstancias, enteramente favorables al Polisario y que debería usar como revulsivo para su acción exterior.
Si bien es cierto que la traslación del campo militar al campo diplomático fue el inicio de una era oscura que puso a prueba la paciencia y serenidad del pueblo saharaui, no lo es menos ahora y es deseable que el liderazgo saharaui prevea y anticipe lo que podría ser otra táctica dilatoria de los aliados defensores de Marruecos. La celeridad con la que han ocurrido estos sucesos y anuncios deben leerse en clave situacional y no de progreso en tanto que son un medio para la solución y no un fin en sí mismo. En primer lugar porque su eficacia y labor aún está por determinar, y en segundo lugar por concretarse en fechas próximas a la primera reunión del siglo de la MINURSO con las hostilidades armadas en el Sáhara Occidental, por lo que, dentro de lo que cabe, no deja de ser un buen argumento para demostrar y exponer avances ante el Consejo, independientemente de su posterior desenvolvimiento.
Otro factor a tener en cuenta y sobre el que ha galopado la diplomacia marroquí es el de no remover demasiado el tablero para el cual su fuerza diplomática no está preparada y sus aliados no están dispuestos a defender tal flagrante violación del derecho internacional y del derecho humanitario. Por ello que tras rechazarlo en Abril y aceptarlo cinco meses después tras la presión de la Administración Biden, solo podría entenderse en términos de prevención y contención de una previsible mayor escalada, pues la buena voluntad de Marruecos nunca ha hecho acto de presencia y no lo hará tan solo semanas después de afirmar que para ellos la causa saharaui ya está acabada. No se extraña que Biden le haya dado un tirón de orejas al imprudente Mohamed VI ya que para la Administración norteamericana, el conflicto saharaui se está convirtiendo en un tema puntilloso desde que Trump lo sacara a la palestra pública de forma infame y Marruecos lo aprovechó, sin obtener beneficio concluyente alguno más que el del aislamiento regional y conflictos diplomáticos con la UE.
Desde hace más de dos años que el Sáhara Occidental se mantenía sin enviado, el último fue Horst Kohler y lo dejó en Mayo de 2019. Es menester recordar que el Consejo de Seguridad se reunirá el próximo Octubre para debatir si ampliar o no la misión de la MINURSO. En la última reunión del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental tanto en Diciembre de 2020 como en Abril de 2021 se acentuó en la inaceptabilidad de la declaración de Trump por la que otorgaba una supuesta soberanía a Marruecos pero no en el aumento de los choques armados, análogos por cierto a la execrable e incalificable represión que ejerce Marruecos sobre los civiles saharauis en los territorios ocupados que reivindican sus derechos legítimos.
Es inevitable que la descolonización del Sáhara Occidental está ante importantes fechas y decisiones. El escenario ofrece una confluencia de distintos factores y variables que ofrecen, aunque sea temporalmente, la oportunidad de liderar un vigoroso papel activo por parte del Frente Polisario en el devenir de la aletargada solución al conflicto.