Sahara Occidental. Tres décadas de No Paz – No Guerra – Por Jorge Alejandro Suárez Saponar

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Sahara Occidental. Tres décadas de No Paz – No Guerra – Por Jorge Alejandro Suárez Saponar

 

En 1991 luego de más una década de guerra entre la República Saharaui y Marruecos,  bajo auspicios de Naciones Unidas, las partes acordaron un cese del fuego, y la puesta en marcha de un plan de paz, conocido como Plan de Arreglo. Los contendientes aceptaron llevar a cabo un referéndum que decidiría el destino del antiguo Sahara Español, pero una de las partes, Marruecos a sabiendas que saldría mal parado del resultado del referéndum, puso toda suerte de obstáculos, transformando al Plan en letra muerta y en la reanudación del conflicto armado.  

 

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Director de Diario El Minuto para Argentina

 

El nacimiento del Plan de Paz. Los años perdidos

En 1983 por resolución de la entonces Organización de la Unidad Africana, aprobó un plan de paz que instaba al cese del fuego, negociación directa entre las partes, y convocar el referéndum de autodeterminación.  Esto fue aceptado por Hassan II, en la Cumbre de Nairobi, la posibilidad de un referéndum. En 1986, Marruecos, Argelia y el Frente Polisario estuvieron de acuerdo con llevar a cabo un referéndum para que la población saharaui. El alto costo de la guerra para Marruecos, llevó a que este país sea uno de los impulsores del proceso de paz, cobrando importancia el rol del Secretario General de Naciones Unidas.

 

 

En 1988, en el marco de este proceso de paz, Marruecos y el Frente POLISARIO acordaron en principio las propuestas del Secretario General de la ONU y el Presidente en funciones de la Asamblea de Jefes de Estado y Gobierno de la OUA, a fin de convocar un referéndum bajo auspicios de las Naciones Unidas y en cooperación con la OUA. En ese año el secretario Pérez de Cuéllar, elevó la propuesta de paz a consideración del Consejo de Seguridad, quién por la resolución 621 para la celebración del citado referéndum, como también el nombramiento de un Representante Especial, con facultades para organizarlo y llevarlo a cabo, amén de una serie de funciones destinadas a mantener la paz y mantener el diálogo entre las partes.

 

En el marco de las consultas realizadas y una visita al territorio por parte de una misión de las Naciones Unidas, llevó a Pérez de Cuéllar, elaborar una serie de propuestas de paz, que abarcaba los siguientes puntos:

  • Realización de un referéndum para todos los mayores de 18 años, sobre la base del censo español de 1974.
  • Designación de un representantes especial del secretario general con apoyo de una  los Componentes civil,  militar y otra de seguridad (Policía civil), además de implementar una Comisión de Identificación.
  • Alto el fuego y despliegue de observadores para garantizar su cumplimiento.
  • Reducción de las tropas marroquíes y acantonamiento de las fuerzas del Frente POLISARIO.
  • Retorno de los refugiados.

 

En 1989 una delegación de alto nivel saharaui se reunió con el rey Hassán II, el resultado fue la declaración de una tregua unilateral por parte del POLISARIO, que no llega a buen puerto, dado que en octubre el Ejército saharaui atacó una sección de los muros, y penetró en territorio ocupado por Marruecos. La desconfianza entre las partes era notoria, y sin ninguna duda las acciones militares estaban directamente relacionadas con llegar a la mesa de negociaciones en las mejoras condiciones.

 

En el seno de Naciones Unidas se llevó a cabo el informe sobre como sería la misión de paz para el Sahara Occidental. La MINURSO – Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental – previo al alto el fuego, desplegaría personal militar y civil, y se crearía una comisión para identificar los votantes del referéndum sobre la base del censo español de 1974.  La segunda etapa, una vez acordado el cese del fuego, las partes intercambiarían prisioneros, liberación de presos políticos, reduccion de la presencia militar marroquí y acantonamiento de las tropas saharauis. Este plan tenía previsto una duración de 35 semanas.  La etapa 3. era el traslado de los refugiados saharauis de Tinduf, a localidades seguras para que puedan ir a votar en el referéndum bajo auspicios de la ACNUR, y la etapa 4, una campaña de tres semanas para las votaciones, con reglas negociadas entras las partes.  Finalmente la etapa 5, las votaciones, con observadores internacionales, donde se decidiría la anexión a Marruecos o una república saharaui independiente.

 

El Plan estaba destinado a terminar en letra muerta, sus principales falencias eran la cuestión de los colonos traídos por Marruecos, la cuestión del expolio de los recursos naturales, la falta de facultades de la MINURSO en materia de Derechos Humanos, gracias al veto del Gobierno francés, aliado del régimen marroquí.  Marruecos desde un primer momento se mostró reacio a dar cuenta de los prisioneros de guerra saharauis, de la desaparición forzada de ssaharauis y violaciones de derechos humanos durante la guerra, y posterior a ella, como el mantenimiento de legislación que impide a los saharauis organizar sindicatos, asociaciones de derechos humanos, como de libertad de expresión.

 

 
Guterres. Secretario General de Naciones Unidas.

 

En la gestión de Boutros Ghali, se intentó romper dos años de parálisis del proceso de paz. Marruecos a toda costa puso obstáculos para cumplir con lo que había firmado, con anuencia de la comunidad internacional, especialmente Estados Unidos, Francia y España, que en este último caso, como potencia administradora de iure, guardó siempre silencio y abandonó su ex colonia a su suerte, junto a sus habitantes, que hasta 1975, eran considerados españoles de pleno derecho. Ghali, Secretario General de Naciones Unidas, se decantó por la tesis marroquí, favoreciendo de alguna manera la inclusión en la lista de votantes a grupos tribales que no estaban en el censo de 1974, y que eran elementos que vivían en Marruecos.

El poderoso lobby marroquí en Naciones Unidas, quedó de manifiesto, cuando el ex Secretario General de Naciones Unidas, Javier de Pérez de Cuellar,  fue nombrado vicepresidente  del grupo financiero marroquí Omnium Nord- Africain (ONA), presidido por el yerno de Hassan II. Un hecho más que llamativo.  Mientras tanto, ante la ausencia de avance alguno en el proceso de paz, Ghali, planteó las siguientes opciones: celebrar el referéndum sin intervención de las partes; continuar el proceso de identificación y buscar la cooperación de las partes, o la retirada de la MINURSO; o la búsqueda de nuevas vías de solución.  En 1994,  Marruecos presentó nada menos que cien mil apelaciones al proceso de identificación. Una maniobra para frenar el referéndum, dado que sabía a ciencia cierta, si se llevaba a cabo, con la imparcialidad que establecía el Plan de Arreglo, era muy probable, que por unanimidad los saharauis optarán por la independencia nacional. En enero de 1995, el entonces vicepresidente de la Comisión de Identificación el norteamericano Frank Ruddy, declaró ante el Congreso de Estados Unidos que la MINURSO se había convertido en un instrumento marroquí para manipular el proceso identificatorio.  El citado diplomático, en una entrevista, señaló que los marroquíes entrenaban a los postulantes ante la comisión de identificación, para que hablaran como los saharauis, usando el hazaña, para frenar ellos mismos el proceso, dado que muchos de los postulantes que querían hacerlos pasar por saharauis, eran favorables a la autodeterminación.  En 1996, el proceso quedó completamente paralizado, ante la imposibilidad que las partes llegaran a un acuerdo.

 

 
El presidente francés Macron y el rey marroqui, Mohamed VI

 

Koffi Annan, nuevo Secretario General de Naciones Unidas, creó la figura del Enviado Personal, siendo designado para ello el veterano político y diplomático norteamericano James Baker III. Este fue autor de dos propuestas de autonomía, que favorecía la tesis marroquí, dado que el régimen previsto estaría bajo el control de Marruecos, como un modus vivendi provisional, para luego de un proceso de transición, se convocara un referéndum de autodeterminación.  En el año 2000, visto que los Acuerdos de Houston, donde estaba previsto el referéndum para 1998, había naufragado una vez más y el mismo Secretario General de la ONU, consideró que el Plan era un fracaso. Razones políticas, impedían apelar al Capítulo VII, dado que una de las partes al negarse aplicar el plan, ponía en riesgo la paz.

El Plan Baker I, fue vetado por el Consejo de Seguridad, e incluso por Marruecos, que desde siempre quiso imponer una solución al conflicto, no obstante ello, fue la base para la propuesta marroquí sobre el régimen de autonomía del Sahara, que desde hace más de una década intenta imponer como única vía de solución del conflicto.  Argelia contraatacó y propuso que el Sahara Occidental quedara bajo una administración internacional, que llevara a cabo el referéndum, algo que en su momento planteó el Secretario General de Naciones Unidas en los 70, Kurt Waldheim, frustrado por el abandono español del Sahara. Esta idea fue rechazada de plano por Annan, sin ninguna duda por razones políticas y propuso la partición del territorio como solución. Tal vez la única respuesta realista al conflicto.  Marruecos rechazó de plano en su política de “todo o nada” mientras que el POLISARIO, si se mostró proclive a dicha salida.  El Profesor Carlos Ruiz Miguel, señaló en su momento los aspectos positivos de este posible acuerdo Marruecos se quedaría con un territorio donde ha hecho fuertes inversiones y económicamente es rentable (explotación de fosfato). Francia podría apoyar la idea, al ver que su aliado se queda con parte del territorio ocupado.

  • El Frente Polisario tenía la posibilidad de construir un estado saharaui – la RASD – viable e inserto en la comunidad internacional.
  • Argelia terminaría con las tensas relaciones con Marruecos y el drama de los refugiados saharauis.
  • Mauritania se beneficiaba con un estado “colchón” frente a Marruecos, que es visto como un estado expansionista. Recordemos que en los 60, Marruecos reclamaba el territorio mauritano como parte del “Gran Marruecos”.
  • Estados Unidos eliminaría un foco de conflicto en el Magreb, clave para articular su política de lucha contra el terrorismo y promover la estabilidad regional.
  • España, concluye con la pesada herencia de descolonización y se abre la posibilidad de cooperación con la RASD

 

A las reflexiones realizadas por el reconocido jurista citado, agregamos que Marruecos en la partición se quedaba con nada menos con las minas de Bu Craa, de alto valor estratégico, por sus enormes reservas de fosfato.

En 2001, Hans Corell, Secretario General Adjunto para Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas, dio un severo golpe en el plano jurídico para Marruecos, y sentó un importante precedente. El Informe Corell fue tajante al decir que no se puede explotar los recursos naturales sin el consentimiento expreso del pueblo saharaui y en colaboración con éste, de acuerdo a sus deseos. La explotación de los recursos naturales por parte de Marruecos, constituye un elemento destinado a dificultar el proceso de autodeterminación  de dicho pueblo.  Varios años después, el Tribunal Superior de la Unión Europea, se pronunciaría abiertamente sobre la ilegalidad de las actividades económicas marroquíes y el expolio de recursos naturales en la zona ocupada.  Marruecos desde hace años viene llevando a cabo una explotación sistemática de los recursos del territorio, otorgando permisos de pesca, construyendo invernadotes para explotar hortalizas a Europa, y el fosfato, que ha generado importantes recursos, que solo benefician a los colonos traídos por el ocupante y financiar la presencia militar en el Sahara.

 

Empecinarse en el error. Los intentos de imponer un régimen de autonomía a espaldas del pueblo saharaui.

James Baker presentó un nuevo plan de autonomía, siempre bajo tutela marroquí, aprobada por la resolución 1495 del Consejo de Seguridad que por la intervención francesa, no se hizo de carácter obligatorio para las partes.  Su contenido

  • Establecía las competencias entre la denominada Autoridad del Sahara Occidental (ASO) y el Reino de Marruecos.
  • Limitaba las competencias del Reino de Marruecos en comparación al Plan Baker I.
  • Garantizaba a la ASO la posibilidad de contar con competencias propias en materia de seguridad interna.
  • Ampliaba los derechos y garantías en materia de DDHH y libertades públicas para los habitantes del Sahara Occidental.
  • Mayor grado de autonomía jurídica, dado que las leyes del territorio no están subordinadas a la Constitución marroquí, sino al estatuto o ley fundamental del territorio.
  • La política exterior estaría a cargo del gobierno de Marruecos, pero en consulta con la ASO en materias que le conciernen a dicha autoridad.
  • En caso de controversia entre la legislación local y la marroquí, interviene el secretario general de las Naciones Unidas.
  • Modificación del registro de votantes, teniendo en cuenta las listas elaboradas por la ONU, la ACNUR y para aquellos residentes anteriores a 1999. Existen más precisiones que las del Plan Baker I, y se reconoce como votantes los censados para el referéndum y no los residentes.
  • Silencio en relación a los Acuerdos de Madrid de 1975 y de reparto del territorio con Mauritania de 1976

 

El problema de Marruecos es la democracia y la libertad de expresión, que como es sabido no goza del mismo nivel que sus vecinos europeos. El sistema imperante se basa en un delicado juego de equilibrios, donde el rey es el árbitro de la política marroquí.  Por ende un referéndum de autodeterminación, es una caja de Pandora política. Rabat mantuvo a la rajatabla su política de imponer sus condiciones o la nada misma. Todo ellos gracias al apoyo francés y en menor medida de Estados Unidos.  El Plan Baker II, a pesar de la oposición marroquí, mas que nada por arrogancia y vetar cualquier iniciativa democrática, que no venga desde el mismo Majzén, era abiertamente favorable a Marruecos, dado que este mantenía competencias en materia de defensa, relaciones internacionales, comercio exterior, moneda.  En cuanto a las zonas controladas por la RASD el Plan mantuvo silencio.

 

 
Geopolítica. Recursos. El Orden Mundial.

 

En 2003, Marruecos propuso un gobierno autónomo para el Sahara, rechazado por Naciones Unidas, dado que rechazaba el derecho de autodeterminación, y era creado el Consejo Consultivo sobre Asuntos del Sahara o CORCAS. Una puesta en escena para hacer creer que Rabat ofrecía un régimen de autonomia, que por cierto nunca se implementó, por lo menos para mostrar buena voluntad. Estos hechos, ponen en evidencia que el Plan de Arreglo de 1991, estaba completamente muerto. La presencia de la MINURSO y la paralización del proceso, beneficiaba a Marruecos, que siguió con un régimen de casi apartheid con la población nativa, favoreciendo exclusivamente a los colonos en los mejores puestos de trabajo, con las excepciones del caso, donde siempre hay colaboracionistas con el ocupante.

 

Los años pasaron, a pesar de las victorias en el plano jurídico para el Frente Polisario. En materia de derechos humanos la situación es más que precaria. El liderazgo saharaui con la intención de saber de sus combatientes, liberó los últimos prisioneros marroquíes que tenía en su poder, tratados por el gobierno de Marruecos como si fueran bandidos. Este gesto de buena voluntad, no obtuvo nada de su contraparte. El destino de la mayoría de los prisioneros de guerra saharauis es desconocido, y por ende estamos ante un crimen de guerra perpetrado por Marruecos y hasta ahora, impune.

 

En 2005 en los territorios ocupados, estallaron protestas, organizados por ONG de Derechos Humanos. Este descontento fue de manera creciente, a pesar de la dura respuesta marroquí, que terminó en detenciones y torturas. La intensa represión política y cultural, han provocado que las generaciones de saharauis que vivieron bajo la ocupación, sigan siendo tan nacionalistas como sus padres y abuelos. Pero la política de colonización marroquí, iniciada al mismo tiempo de la invasión de 1975, convirtió a los saharauis en una minoría en su propio país en las zonas ocupadas.

 
Brahim Ghali. Presidente de la RASD y líder del Frente Polisairo

 

La llegada de Ban Ki moon, como Secretario General de Naciones Unidas, la cuestión saharaui transcurrió por los carriles de siempre. En 2007, por medio de una resolución del Consejo de Seguridad, se instó a las partes a negociar de buena fe, algo imposible teniendo a Marruecos del otro lado de la mesa y en 2008, una vez más todo quedó en punto muerto. Marruecos siguió empecinado en un plan de autonomía. En ese mismo año fue designado como Enviado de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, a Christopher Ross, luego de la fallida gestión de van Walssum, acusado de ser parcial, favorable a Marruecos.

 

 

Las posturas de las partes son irreductibles, por un lado Marruecos no acepta otra idea que un régimen de autonomía para las “Provincias del Sur” nombre que recibe la zona ocupada del Sahara desde 1975,  y el Frente Polisario, que sostiene la idea de un referéndum de autodeterminación.

 

En 2009 estalló el escándalo de Aminatu Haidar. Esta mujer, una reconocida activista de derechos humanos, presidente de CODESA, había sido también presa política y duramente torturada por los marroquíes. En 2008, Haidar fue reconocida por el célebre Centro Robert F. Kennedy para los Derechos Humanos, por su labor. En dicho año, tuvo contacto con funcionarios del gobierno de Estados Unidos, como activistas de derechos humanos del dicho país. Participó en la VI Comisión de Descolonización de Naciones Unidas.  En 2009. Haidar volvió a viajar a Estados Unidos, acompañada de periodistas españoles. En el Aeropuerto de El Aaiún, las autoridades marroquíes, luego que Haidar se negara llenar un formulario donde reconoce la marroquinidad del Sahara, fue sencillamente expulsada a Canarias, luego de horas de interrogatorio y privarla de su pasaporte.  Un hecho arbitrario e ilegal, en abierta contravención a los arts. 9 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que señalan claramente que “nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar a su propio país”.

 

La ausencia de facultades de monitoreo de Derechos Humanos de la MINURSO, habilita de alguna manera este tipo de atropellos.  Esto quedó reflejado de una manera más cruda, con el llamado Campamento de Gdeim Izik, en noviembre de 2010, donde 20.000 saharauis se reunieron a protestar por la pobreza y desempleo que los afectaba. Estos fueron desalojados por la fuerza, en una operación combinada entre fuerzas policiales, de seguridad y militares. Cabe destacar que dado que el Sahara Occidental es un territorio sujeto a ocupación militar, los saharauis no están obligados a reconocer ni obedecer a las autoridades de ocupación, agregándose el derecho de resistencia, algo consagrado por el Derecho Internacional Humanitario. Una veintena de activistas fueron enviados a Marruecos a ser juzgados por un Tribunal Militar, que tomando como base a lo estipulado a la Convención de Ginebra, este no tiene competencia y por ende sus decisiones nulas, agregándose que la represión de Gdeim Izik, es un crimen en el marco del Derecho Internacional Humanitario.

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Artículo completo en: Sahara Occidental. Tres décadas de No Paz – No Guerra