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Por primera vez, los tres países parecen determinados a encontrar una salida, que ya está explorando el nuevo enviado de la ONU, Staffan de Mistura
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Rabat continúa con la relación diplomática congelada, a la espera de que el Gobierno haga gestos sobre la marroquinidad del Sáhara
Marruecos continúa dando la espalda a España. Casi un año después de que estallara la crisis diplomática, el Gobierno aún no ha logrado reconducir la situación. La interlocución entre el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Nasser Burita, es fluida pero las relaciones políticas son inexistentes y entre ambos países se suceden continuas fases de desconfianza. Cuando parece que hay avances, porque el Ejecutivo ha accedido a ayudar a Rabat con sus problemas de déficit de gas, se produce un asalto multitudinario a la valla de Melilla que sólo es posible si Marruecos se desentiende de su labor de control.
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