Detrás de cada bicicleta recuperada en el taller social de Bicis para todas en el barrio del Xenillet en Torrent, se esconde una historia de ilusión, de superación y, sobre todo, de ganas de un futuro mejor. El Col·lectiu Soterranya ha querido visibilizar la historia de la bicicleta 966, que nunca llegó, pero que es la protagonista de una historia de esperanza con final feliz.

Rachid es saharaui tiene 12 años y vive en el campo de refugiados de Auserd, en Tinduf (Argelia). Desde hace más de cuatro décadas, en los campos se alojan unas 180.000 personas que viven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, en espera de una solución que no llega para volver al país del que fueron desplazados.

Como muchos niños y niñas saharahuis, Rachid pasa algunos veranos en España, gracias al programa «vacaciones en Paz» de la asociación Talha de Xirivella y otras Asociaciones de Amistad con el pueblo Saharaui. La covid ha dificultado la realización del programa, pero la ayuda y el contacto con las niñas y niños se ha mantenido a diario.

La «madre» española de Rachid, Mabel, contactó con Soterranya porque el niño siempre soñaba con tener una bicicleta para pedalear cada día, ir al cole y poder visitar a sus amigos y amigas. Les pidió que preparasen una que se enviaría hasta Tinduf, así que en el taller se pusieron manos a la obra, se completó y emprendió el largo viaje junto a otro material hasta el sur de Argelia hace un mes. A punto de llegar, la furgoneta sufrió un accidente, por suerte sin daños personales, pero la bicicleta de Rachid se partió en dos. 

El accidente partió en dos la bicicleta de Rachid.

El accidente partió en dos la bicicleta de Rachid. C.S.

Esta no tenía reparación posible. Se podría recuperar otra y mandarla, pero pasarían muchos meses hasta que Rachid pudiera cumplir su sueño. Y es que es justo en los momentos complicados cuando los seres humanos sacan lo mejor de sí. La persona que realizaba los portes decidió comprar de camino una bici para que el niño pudiera ver realizada su fantasía.

Ahora Rachid sonríe y pedalea feliz con la bici 966, la bicicleta que nunca llegó, pero que, como cada una de las 965 anteriores, ayudo a construir un mundo mejor. Un final feliz, que, tal y como defiende Soterranya «nos debe de ayudar a no olvidar nunca que las mujeres, hombres, niñas y niños saharauis también merecen cumplir su sueño. Volver a su tierra, a su país, para vivir en paz y construir su propio futuro».

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