Salem Mohamed
Madrid (ECS). – El Frente Polisario decidirá este domingo, en una reunión ordinaria de su Secretariado Nacional, si celebra o no, en los próximos cuatro (seis) meses su Decimosexto Congreso General Ordinario, que será crucial para el futuro del movimiento de independencia saharaui, y en el que, probablemente, las mismas figuras se postulan frente a las nuevas generaciones que piden un cambio radical frente a la situación actual. Fuentes diplomáticas saharauis afirman que Brahim Gali, actual secretario general del Frente Polisario, es el candidato que parte con más opciones para seguir en el puesto de Secretario General y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por varios factores.
La actual coyuntura política es muy difícil para la causa saharaui, quien está marcada por la guerra, el estancamiento del Proceso de Paz por la intransigencia marroquí para negociar una solución que prevea la autodeterminación del pueblo saharaui y la situación mundial. La difícil situación que sufren los saharauis en los campamentos de refugiados, el «descontento» entre los jóvenes saharauis y la situación regional, empujan hacia determinarse por la opción bélica como la única salida.
Además del callejón sin salida actual en el que se encuentra el Plan de Arreglo de la ONU, los saharauis tienen otro motivo de queja. La vida ha empeorado en los campamentos a causa de la reducción de la ayuda humanitaria por «la crisis mundial», el cierre de los puestos fronterizos por la guerra y la crisis económica mundial. Estos vetos que sufre el pueblo saharaui han dado pie a la aparición de otros medios que rayan en la ilegalidad.
Si el Secretariado Nacional da su visto bueno, el Decimosexto Congreso ordinario del Frente Polisario se celebrará después de haber transcurrido tres años desde la elección de Brahm Ghali el 24 de diciembre de 2019. El 13 de noviembre de 2020, Ghali ha tomado una decisión histórica acabando con 30 años de un falso alto el fuego declarando la guerra a Marruecos tras invadir sus tropas territorio saharaui en la brecha ilegal de El Guerguerat.
La sensación general entre los saharauis es que Brahim Ghali, es el único candidato a la presidencia, con una enorme experiencia y cuenta con el apoyo explícito de los jóvenes tras prometerles durante el anterior Congreso acabar con la agonía de ese alto el fuego, algo que cumplió tajantemente en los primeros siete meses de su mandato. Pero Ghali tiene un desafío un poco incómodo, y es que «combatir lo que él denominó en su momento- y con acierto- «los corruptos» o «Hantata» en dialecto Hasaní, la malversación de los fondos públicos por parte de personajes afincados en Rabuni que solo trabajan para llenar sus bolsillos a costa del sufrimiento de los refugiados, le ha costado mucho, y ha generado una guerra interna con sus colegas.
Con respecto a la gestión de la causa saharaui por parte del actual secretario general del Frente Polisario a nivel externo. Ghali envió recientemente al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, una carta que refleja de manera clara y firme la posición del Frente Polisario, y su afirmación de que la opción de la lucha armada sigue siendo la decisión más acertada para arrebatar la independencia a la luz de la situación actual marcada por la intransigencia marroquí, el apoyo francés y español, y los avances en el campo militar.
No obstante, cabe señalar si dos tercios de los miembros del Secretariado Nacional votan a favor de la celebración del Congreso, el evento de máxima autoridad saharaui se celebrará a mediados de diciembre, en caso contrario se aplazará el mandato de Ghali por un año más. Según nuestras fuentes, hay una gran división respecto a este asunto.
La acertada decisión de guerra en el Sáhara Occidental ha llevado al régimen marroquí a posiciones extremas
La decisión muy acertada de retomar la guerra ha llevado al régimen marroquí a posiciones extremas, cegado por la codicia colonialista persiste en su ocupación militar renunciando a salir por la puerta de la legalidad internacional, suponiéndole una creciente fuente de tensiones sin precedentes. En este sentido la crisis marroquí, a causa de la guerra, continúa extendiéndose a varias esferas, la última de ellas: la subida de los precios y la energética. La diplomacia »pandillera» desplegada por Rabat con Nasser Bourita y Omar Hilale como cabecillas no ha traído más que tensiones que se han traducido en conflictos diplomáticos, pérdidas económicas y escasez energética, en ese orden. Acumulando reveses y agudizando su ya frágil situación regional bajo un contexto de escalada bélica por la ocupación del Sáhara Occidental.
Aún digiriendo la sentencia del TJUE que anuló el acuerdo UE-Marruecos por incluir ilegalmente al Sáhara Occidental, el último episodio de la »hábil diplomacia marroquí» cosechó en el mejor de los casos: una expulsión de una comisión de la Unión Africana, y en el peor de los casos: provocó el cierre definitivo de gasoducto Magreb-Europa que le abastecía de gas y, por ende, más peso a las arcas del estado alauita ya lastradas por el incremento del gasto militar debido a la guerra con el Frente POLISARIO, allanando así el camino hacia el desequilibrio económico tal y como sucedió en la primera contienda (1975 – 1991). Esto es debido a la acertada decisión de retomar las armas y la magnitud del conflicto saharaui y los ámbitos que abarca o puede llegar a abarcar éste, por lo que el problema marroquí va más sobre el desorden en dichos ámbitos que de seguridad, es decir, trasciende el campo militar pese a que sea el protagonista del inconcluso proceso de descolonización.
La guerra en el Sáhara Occidental y la pandemia han causado verdaderos estragos en la economía marroquí que dependía un 70% del comercio exterior y en parte del turismo, el sector más castigado tras la escalada militar en el Sáhara Occidental. Con una inédita recesión de un 6,4% y la destrucción de más de 700.000 empleos según lo anunciado en el reciente informe del Alto Comisariado de Planificación (HCP) dependiente del Ministerio de Economía marroquí, que se traduce en un ascendente paro que ya alcanza un 14%. Marruecos, que se encuentra en una crisis económica sin precedentes en el reinado de Mohamed VI, recurre cada vez más a la ayuda extranjera para reactivar una economía azotada por la crisis actual y que amenaza seriamente con una crisis política tras los recientes acontecimientos políticos en las escenas regional e internacional que no han hecho sino agravar su situación. Recientemente solicitó tres préstamos financieros al FMI, el Banco Mundial y al Banco Africano de Desarrollo para mitigar el deterioro de la situación social y económica. En Julio Marruecos recibió una ayuda de 450 millones de dólares del Banco Mundial, solo dos semanas después, pidió una nueva ayuda al FMI -la segunda en menos de un año-, lo que es hito histórico teniendo en cuenta que no pide financiación desde 2012, y un hecho bastante esclarecedor de la enclenque situación económica del reino alauí que continúa acumulando récords de deuda externa. Mientras el discurso oficial habla durante todo el día sobre la resiliencia de la economía marroquí y el atractivo del reino para los inversores, los indicadores socioeconómicos están en rojo.
Esta alarmante situación podría ser el preludio de una revuelta social y política que probablemente dará el toque de gracia a un simulacro de estabilidad política que la monarquía está luchando por camuflar por todos los medios posibles a su alcance. El ocultamiento de la sucesión de crisis que desgarran al país norteafricano no serán suficientes para evitar el riesgo real de una debacle, cuyas semillas ya florecen. El próximo invierno en Marruecos promete ser frío para sus habitantes pero ardiente para el régimen marroquí y su ejército atrincherado en el muro.
Volviendo al tema del Congreso, según fuentes conocedoras, en declaraciones a ECSAHARAUI, reveló que la reunión se celebrará probablemente el domingo o el lunes después de la clausura del Congreso de la Liga de Juventud y Estudiantes Saharauis (UESARIO).