Las/os defensores de los derechos humanos por doquier, se han llevado una sorpresa mayúscula al saber que Marruecos ejercerá la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2024, tras imponerse a Sudáfrica en una votación secreta celebrada este miércoles.
Nada más conocerse la noticia, muchos internautas y defensores de derechos humanos formulaban una serie de preguntas muy pertinentes, y entre ellas ¿cómo puede una nación que viola los derechos humanos, que mantiene un país bajo ocupación y que es una potencia colonial, ostentar la Presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU?
Marruecos continúa perpetrando masivas violaciones de los derechos humanos contra los civiles saharauis, mujeres, hombres, niños y ancianos, en los territorios ocupados de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Aunque algunas de estas violaciones hayan sido documentadas por prestigiosas organizaciones de derechos humanos internacionales y africanas, muchas otras siguen siendo perpetradas lejos de la supervisión internacional, debido al bloqueo mediático y militar impuesto sobre los territorios saharauis ilegalmente ocupados por Marruecos .
Antes de celebrarse la votación, el embajador de Sudáfrica, Mxolisi Nkosi, en unas declaraciones de prensa, calificó de manera muy acertada que Marruecos era la «antítesis de lo que representa el Consejo».
La elección de Marruecos para presidir el Consejo de Derechos Humanos, significa una auténtica afrenta a África y a la dignidad humana de todos los africanos.
Iremos desgranando en qué se basa esta aseveración:
La 43ª Sesión Ordinaria del Consejo Ejecutivo de la Unión Africana (UA) concluyó sus trabajos el 14 de julio de 2023, en la capital de Kenia, Nairobi, tras dos días de deliberaciones.
Los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados Miembros de la Unión Africana dejaron patente su negativa a conceder a la candidatura de Marruecos el aval de la Unión Africana, solicitado por este último, para postularse, en nombre de esta organización continental, a la próxima presidencia del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esta negativa se explica básicamente por la falta de consenso en el seno del Consejo Ejecutivo, por varias razones.
Durante las deliberaciones del Consejo Ejecutivo, muchas delegaciones expresaron sus reservas sobre esta absurda candidatura de Marruecos. Los argumentos que compiten contra tal candidatura son innumerables y, de hecho, la delegación saharaui durante el turno de palabra amenazó con abordar en profundidad la dramática situación de los derechos individuales y colectivos en los territorios de la RASD ilegalmente ocupados por Marruecos, si este último seguía aferrándose a su candidatura para “presidir” el Consejo de Derechos Humanos.
Los africanos se preguntaban cómo un Estado opresor como Marruecos puede pretender ostentar la prestigiosa presidencia del Consejo de Derechos Humanos.
África no puede respaldar a un país como el Reino de Marruecos, porque sería una afrenta a África y a la dignidad humana de todos los africanos; un país que, además, aún no es firmante de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos; un país que impide las visitas a los territorios de la RASD ilegalmente ocupados por el mismo, que expulsa manu militari de dichos territorios a observadores internacionales y a periodistas extranjeros. El historial de Marruecos en materia de derechos humanos es tan tenebroso que pocos países podrían animarse a acudir en su ayuda.
Dado que Marruecos no es, ni mucho menos, un paradigma del respeto de los derechos humanos, sino lo contrario, nuestra organización continental quiso dejar claro a Marruecos que su posición en relación a su candidatura es un “not in our name”, para evitar un reconocimiento injusto a su trayectoria y porque sería indignante que Marruecos fuera la voz autorizada para todas esas voces jamás escuchadas de las víctimas africanas. La participación en la elección del Presidente del Consejo de los Derechos Humanos supone, para cualquier Organización o Estado que se precie, poner en valor una necesidad común a todos los lugares azotados por conflictos violentos, la de escuchar y acompañar a las víctimas y enfrentar debidamente los crímenes cometidos para construir sociedades democráticas, inclusivas y pacíficas.
La diplomacia transaccional en detrimento de la diplomacia de los derechos humanos
Es de sobra conocido que la diplomacia transaccional, en esencia, se basa en una lógica quid pro quo: no hago nada por ti si no recibo algo a cambio.
La lógica de los quid pro quo no es, por supuesto, nada nuevo en la diplomacia marroquí. Marruecos, al igual que otras dictaduras, utiliza con frecuencia la diplomacia transnacional para ganar votos en el Consejo de Seguridad de la ONU o en la Asamblea General de la ONU.
Para entender las intenciones solapadas de los artífices de esa diplomacia transnacional, célebre por sus lecturas selectivas de las resoluciones de la ONU y por unos logros más que cuestionados -conseguidos a base de chantaje y a golpe de talonario-, así como por la dimensión de sus reveses, convendría hacer una retrospectiva y situar las cosas en contexto.
Los pilares sobre los que pivota la política exterior de Sudáfrica son la protección y promoción de los derechos humanos, la democracia y el derecho internacional, así como el multilateralismo. Sus posiciones, que le honran, dentro de las organizaciones multilaterales como la Unión Africana (UA), la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU), la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU se sustentan sobre esos pilares.
Por consiguiente, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la política exterior de Sudáfrica es el contrapunto de la política exterior marroquí.
Antecedentes
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un organismo de 47 miembros, creado por la Asamblea General de la ONU y con el mandato de promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo y abordar situaciones de violaciones de derechos humanos. Los miembros del Consejo son elegidos mediante votación secreta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, según su distribución geográfica y sirven por un período de tres años.
Para concluir, puesto que todo lo señalado son hechos establecidos e innegables, hacemos responsable al “sanedrín” que dirige el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en particular a Marruecos y a quienes votaron a favor de su candidatura, de todas las violaciones de los derechos humanos que pudieren registrarse en los territorios saharauis ilegalmente ocupados por Marruecos. Todos ellos serán culpables, por acción u omisión, de esas violaciones.
* M. Limam Mohamed Ali Sidi Bachir es embajador de la RASD en Kenia
La Elección de Marruecos para Presidir el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: Una apuesta por la diplomacia transaccional del Majzen en detrimento de la diplomacia de derechos humanos de Sudáfrica https://t.co/Gx10Tk3QPt
— M. Limam Mohamed Ali (@Limam_MASB) January 12, 2024