Las autoridades marroquíes han deportado en las últimas horas a dos activistas noruegas que se encontraban en los territorios ocupados del Sáhara OccidentalInvestigaban los controvertidos proyectos en energías renovables impulsados por Rabat en la ex colonia española, el último territorio por descolonizar de África.

“Después de que nos detuvieran, tuvimos diez minutos en nuestra habitación para recoger nuestras cosas, antes de que nos dijeran que subiéramos a un taxi que nos traería hasta Agadir”, relata a El Independiente Ingeborg Sævik Heltne, una investigadora de 25 años que que trabaja en el Consejo Noruego para África y es autora de una tesina sobre cómo Marruecos utiliza el sector de las renovables para consolidar cerca de medio siglo de ocupación.

Junto a Vivian Kaulen Nedenes, estudiante y miembro del consejo central de las Juventudes Socialistas de Noruega, Heltne se hallaba desde el viernes en los territorios ocupados del Sáhara para entrevistar con población saharaui. «Llegamos a El Aaiún sobre las 7 de la mañana del viernes en autobús. Fuimos interrgadas por la policía y nos revisaron los pasaportes mientras estábamos en el autobús. No lo hicieron con nadie más», narra la joven. «Cuando llegamos al hotel, nos dijeron que la policía había ido a preguntar por nosotras y que esperáramos que nos siguiera la policía de paisano, como así fue».

Vigilancia estrecha desde su llegada

A mediodía de este sábado fueron detenidas por unos 25 agentes de la policía marroquí de paisano cuando se encontraban reunidas con Sidi Mohammed Daddach, un activista saharaui que permaneció 24 años entre rejas y que es apodado el “Mandela saharaui”. «Cuando ayer salimos del hotel para visitar a Sidi Mohammed Daddach, vimos que la policía nos seguía en moto. Sin embargo, no nos detuvieron ni nos retuvieron hasta hora y media después, cuando empezaron a llamar a la puerta de la casa de Daddach para pedirnos que saliéramos», rememora.

«Cuando salimos, nos recibieron más de 20 hombres de paisano, la mayoría de ellos filmándonos, y nos dijeron que entregáramos nuestros pasaportes. También me registraron el bolso. Cuando preguntamos por qué nos llevaban, nos dijeron que a los turistas sólo se les permitía entrar en el centro de la ciudad, y no en la zona en la que estábamos. Nos metieron en un taxi y nos llevaron al hotel, donde tuvimos diez minutos para hacer las maletas. Después nos registraron los teléfonos y nos dijeron que no podíamos hacer fotos en público sin permiso escrito de Rabat», agrega en conversación con este diario.

La negativa a identificarse y las prisas hicieron que la situación fuera muy incómoda

Las dos jóvenes habían sido sometidas a una estrecha vigilancia desde que llegaron al enclave dos días antes. Dos de los hombres de paisano fueron identificados como el vicegobernador de El Aaiún, y otro era el jefe de seguridad regional marroquí. Los agentes las escoltaron fuera de la vivienda y las trasladaron al hotel para que recogieran sus pertenencias.

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