✍️ Ahmed Omar, Campamentos de Refugiados Saharauis
EDITORIAL
La reciente prórroga de la misión de la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental) hasta octubre de 2025 ha reavivado un debate esencial en el seno de las Naciones Unidas: ¿es Estados Unidos el penholder adecuado para una solución justa y duradera en el Sahara Occidental? La función de penholder o “titular de la pluma” —quien asume la responsabilidad de redactar y liderar negociaciones dentro del Consejo de Seguridad— conlleva una gran influencia y exige neutralidad. Sin embargo, diversos factores evidencian que los Estados Unidos no cumplen con este perfil neutral en el caso del Sahara Occidental, lo que deslegitima su rol y exige una reforma urgente en las dinámicas de trabajo de la ONU.
Parcialidad en la redacción de resoluciones y propuestas
Desde su reconocimiento unilateral de la supuesta «soberanía» marroquí sobre el Sahara Occidental en 2020, Estados Unidos ha mostrado una falta de imparcialidad en este contexto. Este posicionamiento político no solo va en contra del derecho de libre determinación del pueblo saharaui, sino que también refleja una inclinación clara hacia los intereses de Marruecos, el estado ocupante. En consecuencia, cualquier propuesta redactada por EE.UU. sobre el Sáhara Occidental carece de objetividad, comprometiendo el proceso de paz y la credibilidad de las Naciones Unidas.
Opacidad y exclusión en el proceso de negociación
La estructura de penholder, en particular bajo el liderazgo de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad como EE.UU., limita la transparencia en la toma de decisiones. La práctica habitual de presentar textos prácticamente finales con poco tiempo para debate o modificación excluye a los miembros no permanentes del Consejo y restringe la posibilidad de que otras voces se integren al proceso de redacción. Esto no solo limita la calidad y profundidad de las resoluciones, sino que también genera resoluciones alineadas a intereses particulares de los P5 —en este caso, favoreciendo claramente a Marruecos— en lugar de a la comunidad internacional en su conjunto.
Efecto de «cansancio del Penholder» y su impacto en la eficiencia del Consejo
La responsabilidad continua de EE.UU. en este tema ha llevado a lo que se conoce como «cansancio del penholder», un fenómeno donde el país en cuestión no presenta iniciativas nuevas o frescas, y se limita a prórrogas técnicas y decisiones diplomáticas de bajo impacto. Esta falta de compromiso activo perpetúa el statu quo en el SáharaOccidental, y socava el mandato de la MINURSO para implementar el referéndum y garantizar la protección de los derechos humanos del pueblo saharaui. La reciente resolución de prórroga, que evita abordar temas de derechos humanos y que no otorga a MINURSO la capacidad de monitorear estos derechos, es un claro reflejo de esta parálisis.
La necesidad de reformar el «Grupo de Amigos» del Sáhara Occidental
A la luz de esta falta de neutralidad y transparencia, se torna cada vez más urgente una revisión de la estructura del Grupo de Amigos del Sahara Occidental. Este grupo, que históricamente ha incluido a países con intereses específicos en la región, necesita una reforma total para que sea verdaderamente representativo de la diversidad de la comunidad internacional y que incluya voces de estados que no tienen conflictos de interés como el claro caso de Francia. Esta nueva estructura podría permitir una distribución más equitativa de responsabilidades y una visión más equilibrada y justa para abordar la descolonización del Sahara Occidental.
La oportunidad de democratizar el Consejo de Seguridad
Los Estados Unidos y otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad deben reconocer que el sistema de penholdership está en una encrucijada. La falta de neutralidad y las prácticas excluyentes han erosionado la confianza en las Naciones Unidas como organismo internacional, especialmente en temas de descolonización.
Si el Consejo realmente desea cumplir con su responsabilidad de asegurar la paz y la justicia, es fundamental democratizar el rol de penholder, permitiendo que los miembros no permanentes y aquellos con un compromiso real hacia el derecho internacional asuman un papel más activo en la redacción y negociación de resoluciones. Este enfoque podría restaurar la legitimidad y eficacia de las Naciones Unidas en su labor de descolonización.
La situación actual del Sáhara Occidental exige una revisión profunda del papel de Estados Unidos como penholder. Si bien la ONU es el foro adecuado para buscar una solución pacífica, esta solo será creíble si se asegura la objetividad, la transparencia y una estructura de trabajo inclusiva. La reforma del Grupo de Amigos del Sáhara Occidental y una distribución equitativa de los penholders son medidas urgentes para evitar que el Consejo de Seguridad caiga en el descrédito y que el pueblo saharaui pueda ver su derecho a la autodeterminación finalmente reconocido.