José Manuel Albares, durante su reciente visita al Líbano. | EP
La cólera que, según testigos y víctimas, José Manuel Albares gasta contra todo aquel susceptible de hacerle sombra y su afición por la arbitrariedad en la designación de embajadores están haciendo mella en el propio funcionamiento del Ministerio de Asuntos Exteriores y en la resolución de los principales contenciosos del departamento. El desprecio y el envío a galeras de los expertos en temas tan sensibles para la diplomacia española como la relación con Marruecos o las negociaciones sobre Gibraltar explican -denuncian fuentes de Exteriores- la parálisis que viven ambos dossieres.
“Es una persona que no sabe gestionar un ministerio tan grande como el de Exteriores, con tantas embajadas y oficinas exteriores. Su problema es que no sabe delegar; quiere controlarlo todo. Y jamás el ministerio ha funcionado así”, desliza un diplomático consultado por El Independiente. “Hasta ahora el ministro de Exteriores se apoyaba en un cuerpo muy cualificado y con una preparación técnica muy alta. De un ministro no se espera que controle con profundidad todos los temas. Para esto están los diplomáticos que le asesoran y le van diciendo”, arguye la citada fuente.
Con él cualquier avance en la negociación sobre Gibraltar será un retroceso para España
«Estoy temblando»
El cese fulminante de dos embajadores en la última semana y la carta de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), mayoritaria entre los miembros de la Carrera Diplomática, reclamando “criterios objetivos” en el proceso de selección de los embajadores ha sacudido el Palacio de Viana. Pero los tres acontecimientos, unidos a los ataques que desde hace semanas el equipo de comunicación de Exteriores despacha contra el jefe de la Casa Real Camilo Villarino, son apenas la punta del iceberg, advierten fuentes diplomáticas a El Independiente.