La política del ministro se aleja de la oposición en Venezuela, cuida a Marruecos y obvia a Argentina
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pasó una jornada intensiva ayer de comparecencia en las comisiones tanto del Congreso de los Diputados, donde permaneció cuatro horas por la mañana, como del Senado, lugar en el que estuvo otras tantas por la tarde. Su comparecencia respondía a la explicación de la Estrategia de Acción Exterior que aprobó el Gobierno en un Consejo de Ministros pero que debe pasar por las Cortes. Albares tenía previsto someterse a este trámite el lunes pasado, cuando se produjo el apagón, y finalmente lo realizó ayer.
Hasta ahora sólo había sido público el resumen ejecutivo, pero ayer EL MUNDO accedió al texto íntegro, de 85 páginas. Un documento que entró en la Cámara alta el 4 de abril y que explicó a los diputados y senadores en dos sesiones separadas. Un texto que será el que determine los intereses españoles en Política Exterior hasta 2028 y que está marcado por los intereses políticos del Gobierno. Algo que lamentan diplomáticos consultados por este medio: «Una vez más se confunde la política de Estado con la del Ejecutivo», sentencian. Organizando el análisis por áreas geográficas se aprecia el carácter político.
LATINOAMÉRICA
NORTE DE ÁFRICA
En relación a este plano geográfico, la Estrategia, reconoce que «Ceuta y Melilla, Canarias y Andalucía están especialmente expuestas por su situación dentro de España». Además, el documento cita dos veces a Marruecos en el documento, y una al Sáhara Occidental. La antigua colonia española aparece de soslayo cuando se habla sobre que «España seguirá apoyando la insustituible labor de Naciones Unidas en la promoción de la paz y seguridad internacional». Del reino alauita se afirma: «Las relaciones bilaterales con Marruecos se encuentran en su mejor momento». A continuación, reconocen que «España seguirá trabajando con el propósito de garantizar una relación mutuamente beneficiosa con Argelia», unos contactos diplomáticos muy deteriorados desde que Sánchez dio el giro sobre el Sáhara para calmar a Marruecos. El documento continúa con el norte de África hablando sobre Mauritania y Túnez y Libia, que «seguirán siendo socios importantes».
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