Un Sahara en carne (y memoria) viva se hace con el Teatro Pérez Galdós

Un Sahara en carne (y memoria) viva se hace con el Teatro Pérez Galdós

La obra ‘Sahara. La barca del desierto’ de la productora Unahoramenos se estrena en la capital grancanaria en el marco del programa Laboratorio Galdós

FOTO: Marta Viera sobre el escenario durante el estreno de ‘Sahara. La barca del desierto’. / Nacho González

Anoche ir al teatro fue poner los pies sobre la tierra caliente del Sahara. Sin arena, ni palmeras. Con hilos rojos y telas que se mecían en el aire, el público viajó desde el patio de butacas al desierto vecino de la mano de la productora Unahoramenos, que estrenó ayer su último montaje bajo la dirección de Mario Vega.

Sahara. La barca del desierto cuenta la historia de Manuela, una enfermera de Arrecife con pasión por el cine y John Wayne que llega con la voz cargada de emoción al aeropuerto de El Aaiún en 1970 para trabajar, cuando este territorio africano todavía era español.

Una botella de ron Arehucas que se abre en una jaima en Argelia sella la bienvenida. La Manuela mayor, en cuya voz -más calmada pero igualmente decidida- se esconden los ecos de una enfermedad acuciante y del sufrimiento pasado, empieza su relato.

La actriz Marta Viera las interpreta a ambas: a la enfermera que se enamora de Yahadih, un joven saharaui que se une al Frente Polisario, y a la misma mujer que años después llora al recordar, no solo la pérdida de su amor y de su compañera de hospital y amiga Minatu, sino el sufrimiento y el dolor de todo un pueblo que, abandonado a su suerte por España, fue despojado de su territorio y de su dignidad por las fuerzas de ocupación marroquíes.

La cuarta pared en este montaje no es invisible: está hecha de una tela finísima -como parece serlo la memoria- y casi imperceptible que separaba al público de lo que ocurría sobre las tablas. Mientras la escenografía bailaba al fondo, sobre ella aparecían proyectados fragmentos del NO-DO en los que el Sahara era provincia española y en los que un joven príncipe Juan Carlos se dirigía a la población.

Imaginar

(…)

Anoche, el silencio hizo ruido en el Teatro Pérez Galdós. Sin arena, ni palmeras. Con hilos rojos y telas que se mecían en el aire. Con la voz de Manuela bien adentro y el calor del Sahara metido en el corazón.

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