La Odisea de Nolan: Este caso subraya la importancia de reflexionar sobre el papel de la industria cinematográfica en contextos de ocupación y conflicto, y sobre la responsabilidad de los cineastas al elegir localizaciones en territorios que aún luchan por su libertad e independencia – Victoria G. Corera

La Odisea de Nolan: Este caso subraya la importancia de reflexionar sobre el papel de la industria cinematográfica en contextos de ocupación y conflicto, y sobre la responsabilidad de los cineastas al elegir localizaciones en territorios que aún luchan por su libertad e independencia – Victoria G. Corera

Por Victoria G. Corera – Plataforma NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL

La elección de Christopher Nolan de rodar su nueva película, La Odisea, en el Sáhara Occidental ocupado ha generado una oleada de críticas y controversia, al poner al director británico en el centro de un debate político y ético. La producción, que cuenta con estrellas como Matt Damon y Zendaya, se está llevando a cabo en la emblemática Duna Blanca, un lugar de gran significado cultural, simbólico y natural para el pueblo saharaui.

Un escenario cargado de simbolismo
El Sáhara Occidental, territorio no autónomo según las Naciones Unidas, lleva casi cinco décadas bajo ocupación marroquí, mientras el Frente Polisario continúa luchando por el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. La Duna Blanca, situada cerca de Dajla, no solo es una maravilla natural, sino también un símbolo de la lucha por la libertad y la identidad del pueblo saharaui.

El rodaje en esta zona ha sido interpretado como una forma de normalizar la ocupación marroquí. Activistas saharauis y defensores de los derechos humanos han señalado que este tipo de proyectos contribuyen a la legitimación de la ocupación, ignorando las resoluciones internacionales que exigen el respeto por la soberanía del pueblo saharaui.

Reacciones y críticas
El rodaje ha provocado un fuerte rechazo en redes sociales, donde se ha acusado a Nolan y a la productora de desconsiderar el contexto político y legal del Sáhara Occidental. Un portavoz del Frente Polisario expresó: «Filmar en un territorio ocupado sin el consentimiento del pueblo saharaui es una afrenta a nuestra lucha por la autodeterminación». Además, se denuncia que los beneficios económicos generados por el rodaje beneficiarán únicamente al régimen marroquí, sin repercutir en la población saharaui, que sigue viviendo en condiciones de represión y marginación.

Una de las frases más contundentes que ha circulado en las redes es el llamado a un boicot de la película: “Boycott Nolan’s Odyssey. You can’t turn colonial conquest into spectacle and call it cinema. This is not storytelling — it’s colonialism-washing in 4K” (Boicot a La Odisea de Nolan. No puedes convertir una conquista colonial en un espectáculo y llamarlo cine. Esto no es narración — es blanqueo del colonialismo en 4K). La crítica resalta la indignación por utilizar un territorio ocupado como fondo para una producción cinematográfica, sin tener en cuenta las implicaciones de normalizar la ocupación marroquí.

El silencio de Nolan y su equipo
Hasta el momento, Christopher Nolan, Matt Damon y Zendaya han optado por el silencio frente a las críticas, lo que ha aumentado la indignación entre los activistas. La productora de la película se ha limitado a resaltar la «belleza única» del paisaje de la Duna Blanca, sin abordar las preocupaciones legales y éticas que han surgido en torno a la elección de esta localización.

Un precedente preocupante
Este incidente se suma a otros casos en los que proyectos cinematográficos han sido rodados en territorios ocupados, pero la magnitud de la figura de Nolan ha dejado sorprendidos a muchos. La comunidad internacional espera que este episodio abra un debate sobre la responsabilidad de los cineastas en zonas de conflicto y ocupación.

Dajla y la promoción de la ocupación
El rodaje de La Odisea coincide con los esfuerzos de Marruecos por promover Dajla como destino turístico. Activistas han denunciado que esta iniciativa contribuye a la normalización de la ocupación, al presentar la ciudad como un atractivo lugar para la industria cinematográfica y para turistas internacionales, ignorando la realidad de represión que viven los saharauis.

La película: una travesía épica con grandes nombres
La Odisea, que se espera estrenar en 2026, es una adaptación del poema homérico dirigida por Nolan. Con un presupuesto de 250 millones de dólares, el film cuenta con un reparto de estrellas, como Matt Damon, Zendaya y Anne Hathaway. A pesar de su ambiciosa propuesta cinematográfica, el rodaje en territorios ocupados plantea serias dudas sobre la ética detrás de esta elección de localización.

Conclusión
El rodaje de La Odisea en el Sáhara Occidental ocupado ha puesto a Christopher Nolan en el centro de una polémica política y ética. Mientras la película continúa su producción, el pueblo saharaui y sus aliados exigen respeto por su lucha y por el derecho internacional. Este caso subraya la importancia de reflexionar sobre el papel de la industria cinematográfica en contextos de ocupación y conflicto, y sobre la responsabilidad de los cineastas al elegir localizaciones en territorios que aún luchan por su libertad e independencia.