ARGEL, 19 de julio de 2025 — Bajo la mirada atenta de juristas, activistas y delegaciones africanas, el Partido Nacional Rifeño (PNR) celebró este sábado en la capital argelina un congreso internacional cargado de denuncia y voluntad política. En el corazón del encuentro: el Majzén, ese aparato estatal que gobierna Marruecos entre bastidores, fue señalado como responsable directo de décadas de represión contra el pueblo rifeño.
El presidente del PNR, Redouane Oussama y el vicepresidente del PNR, Yuba El Ghadiyoui, denunciaron el caso de varios jóvenes rifeños en Alhucemas, arrestados sin motivo, torturados y quemados por las fuerzas marroquíes. “No son abusos aislados: es una política de Estado”. La represión en el Rif, sostuvo, es una estrategia de control territorial y aniquilamiento cultural que se remonta a 1956, cuando el territorio fue absorbido sin consulta tras la independencia de Marruecos.
La intervención destacada fue la del expreso político Ali Aarrass, ciudadano belga de origen rifeño y nacido en Melilla que fue víctima directa del aparato de tortura marroquí. Extraditado por España (Gobierno PSOE, José Rodríguez Zapatero) en 2010, pese a que el juez Baltasar Garzón reconoció que no existía prueba alguna contra él, relató con precisión las torturas padecidas durante doce días y doce horas en el centro secreto de Témara: golpes, electroshocks, quemaduras con cigarrillos y la infame tortura de la botella.
Las acusaciones en su contra —tener armas, ayudar a yihadistas, apoyar al Frente Polisario— eran absurdas. “Ni siquiera sabía qué era el Polisario”, afirmó. Los interrogadores se mofaban de España: “Ustedes no saben sacar información; nosotros sí”. Su caso ha sido reconocido por Naciones Unidas, Human Rights Watch y Amnistía Internacional como paradigmático de la tortura institucionalizada en Marruecos.
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