El 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes cubanos, encabezados por Fidel Castro, asaltó el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Aunque la acción fue derrotada militarmente, marcó el inicio de una lucha revolucionaria que cambiaría para siempre la historia de Cuba y de América Latina. El 26 de julio se convirtió en el Día de la Rebeldía Nacional, símbolo de resistencia, de dignidad y de amor profundo por la libertad.
Hoy, 72 años después, el legado de aquella gesta sigue vivo. Cuba, a pesar del bloqueo criminal impuesto por Estados Unidos y sostenido por la cobardía de la llamada comunidad internacional, sigue resistiendo con firmeza. Resiste, y da vida. Resiste, y da solidaridad. Resiste, y enseña.
Yo hablo desde la vivencia. Estudié en Cuba durante nueve años. Allí, en sus aulas, en sus barrios, en sus tierras, aprendí el valor de la educación como herramienta de liberación. Y no estuve sola: fuimos parte de una experiencia única. Éramos 63.000 estudiantes extranjeros en la Isla de la Juventud, venidos del sur global, de pueblos en lucha, de países colonizados o empobrecidos, acogidos por un país pequeño pero con un corazón inmenso.
El pueblo cubano y el gobierno han sido profundamente solidarios con mi pueblo, el pueblo saharaui. Nos abrieron sus escuelas, nos formaron, nos cuidaron, y nos trataron con una dignidad que no siempre encontramos en otros lugares. Cuba nos dio las herramientas para sobrevivir y luchar en un mundo dominado por la hipocresía, por los intereses corporativos.
La solidaridad internacionalista de Cuba no ha sido retórica: ha sido concreta. Médicos en África, alfabetizadores en América Latina, maestros en Asia, brigadas en catástrofes, y estudiantes como nosotros, venidos del desierto, de los campamentos, de pueblos sin Estado, que allí encontramos escuela, refugio y futuro.
Por eso, hoy no puedo sino levantar mi voz y mi gratitud, y también mi indignación frente a un bloqueo que es inhumano, ilegal y despiadado. No se puede hablar de derechos humanos sin condenar el cerco económico impuesto a Cuba. No se puede hablar de justicia sin reconocer lo que este pequeño país ha dado al mundo.
Cuba no necesita limosnas: necesita respeto y justicia. Necesita que el mundo vea su ejemplo y lo defienda. Porque defender a Cuba es también defender el derecho de todos los pueblos a ser libres y a construir sus propios caminos.
Este 26 de julio, mi homenaje es un compromiso.
¡Gracias, Cuba! Por tu dignidad, por tu luz, por tu valentía.
Desde el pueblo saharaui:
¡Hasta la victoria siempre!
¡Viva la Revolución Cubana!
¡Viva el 26 de Julio!
¡Abajo el bloqueo!
Por Fatma Galia Mohamed Salem
Liga de Periodistas y Escritores Saharauis en Europa.
Bilbao a 26 de julio del 2025