15 de agosto de 2025. El gobierno de transición de Malí anunció la detención de decenas de militares y civiles acusados de participar en un plan para “desestabilizar las instituciones de la República”. Entre los detenidos se encuentran dos generales malienses y un ciudadano francés, al que las autoridades acusan de trabajar para los servicios de inteligencia de su país. El anuncio llega en un contexto de fuertes tensiones políticas internas y de confrontación con antiguos socios occidentales.
Según la versión oficial, la trama comenzó a desarticularse a principios de agosto y habría contado con apoyo de “Estados extranjeros”. Entre los militares arrestados figuran el general de brigada Abass Dembélé, exgobernador de Mopti, y el general Néma Sagara. El ciudadano francés, identificado por algunos medios como Yann Vezilier, es acusado de actuar por encargo del espionaje francés. Hasta el momento, las autoridades no han presentado pruebas públicas, lo que deja el caso envuelto en la opacidad propia de este tipo de crisis políticas.
Este episodio no puede entenderse al margen del giro geopolítico en el Sahel. Tras romper con Francia en 2022 y expulsar a las tropas extranjeras, Malí ha reforzado su cooperación con Rusia y sus aliados regionales de la Confederación de Estados del Sahel (AES), junto con Burkina Faso y Níger, abandonando la CEDEAO y denunciando su papel como correa de transmisión de intereses ajenos. En este contexto, el arresto de un francés no es un simple hecho policial: es un gesto político que alimenta la narrativa de resistencia a las injerencias occidentales, pero que también sirve para consolidar el poder de la junta frente a disidencias internas.
La coyuntura interna es clave para comprender el momento del anuncio. El 12 de agosto, apenas tres días antes, fue detenido el ex primer ministro Choguel Kokalla Maïga, uno de los pocos referentes políticos con peso fuera de la estructura militar. En mayo, la junta disolvió los partidos políticos, y en junio prorrogó por cinco años el mandato del coronel Assimi Goïta, cerrando toda posibilidad de retorno rápido a un gobierno civil. En este marco, la denuncia de un complot externo funciona también como advertencia interna y mecanismo de control.
La historia del Sahel está marcada por intervenciones militares extranjeras que han debilitado a los Estados, alimentado conflictos y abierto la puerta al saqueo de recursos. Francia, antigua potencia colonial, ha mantenido una presencia constante bajo el pretexto de la “lucha contra el terrorismo”, pero sus operaciones han dejado tras de sí más inseguridad y rechazo popular. Que ahora la junta maliense apunte a un agente francés como pieza de un plan golpista no es un hecho aislado: se inscribe en una larga cadena de acusaciones de injerencia que van desde golpes encubiertos hasta operaciones de inteligencia y manipulación política.
Más allá de la veracidad o no del complot denunciado, lo que sí resulta evidente es que el Sahel sigue siendo un campo de batalla por la soberanía y el control geopolítico. La instrumentalización de amenazas externas, reales o no, puede reforzar a gobiernos de facto, pero también expresa una desconfianza profunda hacia unas potencias que históricamente han actuado en la región como árbitros y beneficiarios, nunca como aliados genuinos de su desarrollo.
Desde la experiencia saharaui, no resulta extraño ver cómo Francia se sitúa en el centro de operaciones políticas y militares que buscan sostener regímenes afines a sus intereses estratégicos y económicos, incluso a costa de los derechos de los pueblos. Igual que en el Sáhara Occidental, donde París ha sido uno de los principales valedores de la ocupación marroquí, en el Sahel el patrón se repite: respaldo diplomático, cooperación militar selectiva y, cuando es necesario, operaciones encubiertas. La lección es clara: la soberanía real en África pasa por romper los engranajes de la injerencia neocolonial.
Fuentes consultadas: Agence France-Presse (AFP), Le Monde, Associated Press (AP), TRT World, TF1 Info, Yenisafak, France 24, Al Jazeera, Policy Center for the New South, análisis de contexto histórico y geopolítico del Sahel elaborado por la redacción de NO TE OLVIDES DEL SÁHARA OCCIDENTAL.