
Publicado por No te olvides del Sáhara Occidenta
Desde hace cinco décadas Marruecos pretende imponer al mundo una mentira repetida hasta la saciedad: la existencia de un supuesto “Sáhara marroquí”. Pero esa ficción carece de todo fundamento histórico, jurídico y político. El Sáhara Occidental figura en la lista de Territorios No Autónomos de Naciones Unidas desde 1963 y sigue siendo un territorio pendiente de descolonización. Ni la ONU, ni la Corte Internacional de Justicia, ni la Unión Africana, ni los tribunales europeos han reconocido jamás soberanía marroquí sobre este territorio. Lo que existe es una ocupación militar brutal y un pueblo que resiste.
El 16 de octubre de 1975, la Corte Internacional de Justicia fue categórica: no existía ningún vínculo de soberanía territorial entre Marruecos y el Sáhara Occidental. La única titularidad reconocida es la del pueblo saharaui, con derecho inalienable a decidir libremente su futuro mediante un referéndum de autodeterminación. Frente a ese dictamen, Rabat respondió con la invasión militar, inaugurada con la llamada “Marcha Verde”, en abierto desafío a la legalidad internacional. España, potencia administradora, traicionó sus obligaciones con los Acuerdos Tripartitos de Madrid, un papelón de ignominia que dejó al pueblo saharaui a merced de los tanques marroquíes.
La ONU nunca ha reconocido la anexión marroquí. Muy al contrario, resoluciones como la 34/37 (1979) y la 35/19 (1980) calificaron la presencia de Marruecos como ocupación e insistieron en el derecho del pueblo saharaui a la independencia. En 1991, el Plan de Arreglo aprobado por el Consejo de Seguridad estableció la celebración de un referéndum de autodeterminación bajo supervisión de la MINURSO. Marruecos firmó ese plan, pero lo bloqueó sistemáticamente, introdujo a sus colonos en el censo, saboteó el proceso y, finalmente, lo sepultó bajo su negativa a permitir que el pueblo saharaui elija.
Los tribunales internacionales han sido igual de claros. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reafirmado que el Sáhara Occidental es “separado y distinto” de Marruecos y que ningún acuerdo comercial o pesquero con Rabat puede aplicarse al territorio sin el consentimiento del pueblo saharaui, representado únicamente por el Frente Polisario. El Tribunal Africano de Derechos Humanos declaró en 2022 que la ocupación marroquí viola frontalmente el derecho a la autodeterminación. Marruecos carece de soberanía, lo diga como lo diga en sus campañas de propaganda y lo repitan sus lobbies pagados a precio de oro en Bruselas, Washington o Madrid.
Lo que Marruecos impone en la práctica es un régimen de fuerza y de miedo: muro militar, colonización de población, explotación ilegal de fosfatos, pesca y energías renovables, represión violenta contra activistas y periodistas saharauis, detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones. Nada de eso genera soberanía ni legitimidad: son crímenes contra el derecho internacional y contra la dignidad de un pueblo. Cada contrato firmado con empresas extranjeras, cada maniobra diplomática, cada inversión ilegal en Dajla o El Aaiún ocupado, no hace más que reforzar la complicidad de quienes avalan el expolio.
El pueblo saharaui, lejos de rendirse, proclamó el 27 de febrero de 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocida por más de 80 países y miembro fundador de la Unión Africana. El Frente Polisario, como movimiento de liberación reconocido por la ONU, sigue siendo el único representante legítimo del pueblo saharaui. Medio siglo de resistencia, de exilio forzado y de lucha militar y política han convertido a la RASD en una realidad irrebatible en el continente africano, frente a un régimen marroquí cada vez más aislado y dependiente de sus padrinos occidentales.
La verdad es contundente: el Sáhara Occidental no es marroquí. No lo ha sido nunca y no lo será jamás mientras el pueblo saharaui no decida en un referéndum de autodeterminación, libre y bajo supervisión internacional, su futuro. La ocupación marroquí es una impostura colonial, tolerada por potencias que se llenan la boca de derecho internacional en Ucrania o Palestina, pero miran hacia otro lado cuando se trata del Sáhara. El colonialismo no puede ser aceptable en el siglo XXI. La causa saharaui es hoy el termómetro de la coherencia del sistema internacional: si se tolera que Marruecos mantenga por la fuerza un territorio colonizado, se destruye el edificio jurídico levantado tras la Segunda Guerra Mundial.
La conclusión es clara: Marruecos ocupa ilegalmente un territorio que no le pertenece. El pueblo saharaui no pide favores ni concesiones: exige el cumplimiento de la legalidad internacional. Ni promesas, ni planes de autonomía tramposos, ni maniobras diplomáticas pueden borrar la verdad. El Sáhara Occidental no es marroquí, y nunca lo será.
Publicado por LA PLATAFORMA «No te olvides del Sahara Occidental»