En un momento en que Marruecos intensifica sus maniobras diplomáticas y militares para perpetuar la ocupación del Sáhara Occidental, la voz saharaui se hace oír desde el Caribe con la claridad del derecho y la legitimidad. Mohamed Zrug, embajador de la República Saharaui, recuerda en este artículo que la descolonización inacabada del Sáhara no es un asunto local, sino un desafío al sistema internacional en su conjunto. La Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, las resoluciones de la ONU y la propia experiencia de los pueblos africanos y caribeños refuerzan una verdad incuestionable: el pueblo saharaui tiene un derecho inalienable a la autodeterminación, y la comunidad internacional tiene la obligación de hacerlo cumplir.
Mohamed Zrug, Embajador de la República Saharaui en el Caribe
Opinión
El Sáhara Occidental es un territorio pendiente de descolonización en el noroeste de África. Antigua colonia española, es el territorio de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), proclamada el 27 de febrero de 1976, a pesar de la ocupación militar ilegal de Marruecos desde octubre de 1975, que se ha apropiado de sus mayores recursos naturales y de sus principales ciudades.
La comunidad internacional ha mostrado, a través de las Naciones Unidas y de la Unión Africana, en diversos instrumentos y resoluciones, su apoyo al derecho del pueblo saharaui a la libre autodeterminación y la independencia. Este principio, consagrado en los instrumentos de la ONU y en el derecho internacional de los derechos humanos y humanitario, exige que el pueblo saharaui exprese libremente su futuro político mediante un referéndum de autodeterminación.
La Corte Internacional de Justicia, a petición de la Asamblea General de la ONU, emitió el 16 de octubre de 1975 una histórica Opinión Consultiva en la que estableció de manera irrefutable la ausencia de todo vínculo de soberanía entre Marruecos y el territorio del Sáhara Occidental, al tiempo que subrayó la primacía del derecho saharaui a la autodeterminación. Este marco jurídico ha exigido desde entonces el respeto a la voluntad, largamente aplazada, del pueblo saharaui, su soberanía permanente sobre los recursos naturales —groseramente saqueados por Marruecos y multinacionales extranjeras— y el respeto a los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
La dimensión humanitaria y las consecuencias de la invasión tampoco son alentadoras: más de 200.000 refugiados y exiliados, un muro militar de 2.725 km con más de 7 millones de minas antipersona que divide el territorio y a su población, centenares de desaparecidos y ejecutados, y decenas de activistas pacíficos condenados a cadena perpetua por tribunales de un Estado ocupante. España, como potencia administradora con obligaciones jurídicas innegables, sigue desentendiéndose del destino del pueblo saharaui.
La importancia de la integración regional: el camino pacífico y la legalidad
La plena y legítima pertenencia de la República Saharaui a la Unión Africana es un reconocimiento explícito de su dignidad y de su aspiración a la autodeterminación en un marco regional compartido. Pero también es un recordatorio claro de que la descolonización no ha terminado para todos en África, y de que el desarrollo, la complementariedad y la integración de sus pueblos siguen vinculados al fin del colonialismo.
La región del Caribe mantiene todavía el triste récord del mayor número de pueblos y territorios sometidos al crimen del colonialismo, que junto al Sáhara Occidental siguen ocupando cada año la agenda del Comité de Descolonización de la ONU (C24) y de su Cuarta Comisión. Es evidente que todos los países africanos y caribeños hoy independientes son fruto de procesos de descolonización, posibles gracias a la resiliencia de sus pueblos, pero sobre todo gracias al impulso de la solidaridad internacional. Estas circunstancias obligan a que ningún país mire hacia otro lado cuando se trata de la autodeterminación.
El pueblo saharaui ha defendido durante mucho tiempo su derecho inalienable a la autodeterminación. En este marco, la solución a la ocupación militar ilegal de su país debe ser escrupulosamente respetuosa con el derecho internacional y, al mismo tiempo, democrática. Es urgente un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental para que su pueblo pueda elegir libremente su futuro político, sin amenazas, con transparencia y con garantías y supervisión de las Naciones Unidas y de la Unión Africana.
Un llamamiento a la acción para el Caribe y África
Todos los países del Caribe y de África comparten un legado común de descolonización y la aspiración a un orden internacional más justo, hoy socavado por potencias que imponen sus intereses y por amenazas a la democracia y a la voluntad de los pueblos. Ante la negativa persistente de Marruecos a respetar el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y su amenaza a la paz y la estabilidad en el norte de África, así como sus vanas pretensiones de erigirse en garante del derecho internacional, la única respuesta adecuada es un apoyo más firme a la lucha legítima del pueblo saharaui y el reconocimiento de la República Saharaui.
La próxima cumbre CARICOM–Unión Africana debería consolidar una agenda de compromisos de paz para sus pueblos: avanzar en la cooperación regional para apoyar procesos democráticos de autodeterminación, en consonancia con el derecho internacional; promover un desarrollo sostenible; y fortalecer la seguridad y la justicia.