
En los campamentos saharauis de Tinduf, un cuerpo de bomberos combate los incendios y el abandono con unas herramientas escasas y voluntad inquebrantable
Por Héctor Bujari Santorum |
El paso del tiempo ha sido una lija con la que han intentado borrar la identidad del pueblo saharaui y su resistencia. Los enterraron en el desierto dentro del desierto, pero 50 años después siguen ahí, resistiendo con instituciones sufridas pero firmes.
Mientras las grandes potencias negocian sobre su tierra a menudo intentando excluirlos de las conversaciones, el pueblo saharaui ha ido tejiendo otra resistencia aparte: la vida diaria.
En los campamentos del exilio, donde el calor abrasa el suelo y una chispa puede consumir una vivienda en minutos, nació una necesidad urgente, proteger la vida cotidiana. Así surgió uno de los cuerpos más humildes y valientes del desierto: la Protección Civil Saharaui. Con más de una década de existencia, este cuerpo depende del Ministerio del Interior de la RASD y opera día y noche para salvar vidas respondiendo a las emergencias que amenazan a la comunidad.
Es un cuerpo profundamente respetado por el servicio profesional que brinda a la comunidad saharaui. Fue fundado el 1 de abril de 2015 y comenzó a operar en marzo de 2016.
Los bomberos actualmente cuentan con dos parques activos, ubicados en Auserd y Rabuni. En cada parque se asignan 10 bomberos, organizados en tres grupos rotativos, cumpliendo turnos. Cada grupo permanece en servicio durante una semana y luego descansa durante 14 días.
En Smara y Dajla también existen estaciones de bomberos, aunque se trata de parques aún sin los materiales adecuados para operar.
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