#HISTORIAS INNOVA
Fátima me invita a tomar un té saharaui. Mientras pone en su sitio cada elemento del ritual me advierte que se tiene que preparar con calma.
Fátima me invita a tomar un té saharaui. Mientras pone en su sitio cada elemento del ritual me advierte que se tiene que preparar con calma.#LizarraIkastola #ProgramaInnova @FundlaCaixa @FundCajaNavarra #RedInnova #OnkiXin #NafarIkastolak #onkixinhttps://t.co/gEE7RNYzX7 pic.twitter.com/zlzeo8iQNU
— Nafarroako Ikastolak (@NafarIkastolak) April 23, 2024
Fátima estudió en Gipuzkoa, pero a los 16 años volvió a los campamentos de refugiados del Sahara con sus abuelos quienes la criaron allí. De pequeña, en los veranos, la acogía una familia de Estella y tiene muy buenos recuerdos de entonces. Es por eso que, en noviembre, cuando llegó el momento de volver, decidió hacerlo a Estella.
Nasruha tiene 4 años y es la hija de Fátima. Mientras hablamos va construyendo una casa bajo la mesa del salón.
Una de las cosas que tenía en mente Fátima en el momento de escolarizar a Nasruha es que: “estudié en Gipuzkoa y estudié también en euskera y quería que ella también estudiase para que me ayudara a acordarme del idioma, para meterme más”. Desde los servicios sociales, dice, le ofrecieron todas las posibilidades de escolarización, pero la escuela que se adecuaba más a sus necesidades era Lizarra Ikastola. Joseba, el director, le explicó todo que hacían en las clases, “desde el primer momento estuve muy a gusto”, comenta.
El proyecto Onki Xin! — que en el dialecto navarro del euskera roncalés significa: Bienvenidos — es un plan integral de acogida e inmersión desarrollado para los/as alumnos/as que llegan a Navarra desde cualquier origen del mundo. Está creado para contribuir e incidir en el proceso de socialización de los/as alumnos/as recién llegados y en su vínculo emocional al contexto social y cultural donde están las Ikastolas.
“Tenemos un decálogo, una guía en la que viene como lo deberíamos hacer para realizar el mejor recibimiento, pero no solamente al alumnado sino a toda la familia. Tratamos de limar realidades para que ellas estén lo más a gusto posible.” Explica Joseba. Además, una vez empieza la relación con la Ikastola hacen un seguimiento de como está el infante o joven tanto a nivel académico como en relación con la socialización, a nivel físico o psicomotriz, etc.
“Con su edad aprenden muy rápido, como esponjas. Nasruha entró sin saber ni castellano ni euskera y a pesar de todo está feliz”, cuenta Fátima mientras terminamos el té.
Shukran Fátima.
Mia Coll Mariné, responsable de comunicación del Programa Innova