La diplomacia marroquí intenta con astucia sumarse a su desesperado intento de distorsionar la naturaleza del conflicto del Sáhara Occidental.
Por Ali Brahim Mohamed /ECS
Argel (ECS). –En un comunicado difundido está tarde por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argelia, el gigante norteafricano desmentía el supuesto ofrecimiento solidario por parte de Marruecos: «Varios medios de comunicación internacionales informaron de unas declaraciones falsas emitidas por Marruecos sobre Argelia y su papel regional, así como sus relaciones con otro país. Esta salida hostil, dirigida por Nasser Bourita en su calidad de Ministro de Asuntos Exteriores del Reino de Marruecos, refleja el deseo silencioso de este último de arrastrar a su nuevo aliado de Oriente Medio a una peligrosa aventura dirigida contra Argelia, sus valores y posiciones de principios.»
El comunicado, en momentos de máxima tensión regional, no reparó en señalar la actitud del titular de Exteriores de la monarquía alauita, añadiendo: «Esta peligrosa aventura que apuesta por lo peor, constituye un desmentido oficial de la supuesta «mano extendida» que la propaganda marroquí sigue difundiendo de forma absurda. Esta práctica pública, según el testimonio de todos los pueblos del Magreb, refleja una huida suicida hacia adelante en la medida en que el jefe de la diplomacia marroquí intenta con astucia sumarse a su desesperado intento de distorsionar la naturaleza del conflicto del Sáhara Occidental, que sigue siendo una cuestión de descolonización, a través de un nuevo actor representado por una fuerza militar de Oriente Medio que sigue negando una paz justa y duradera con el pueblo palestino y apelando a la iniciativa de paz árabe, con la que Argelia sigue sinceramente comprometida.»
Exteriores de Argelia, dirigido por Ramtane Lamamra, dejó claro las intenciones no ocultas del régimen marroquí, que vende su alma al mejor postor con tal de alargar una solución al conflicto saharaui. Hace escasas semanas fue el diplomático marroquí Omar Hilale, ahora es su jefe, y no parece que el asunto vaya a terminar. Marruecos se ha metido en un embrollo del que es difícil salir bien parado: Aliado con el estado sionista, guerra a sus puertas y tensiones con todos sus vecinos, y mientras sucede todo esto, vende al exterior una imagen de distensión que no hace sino acrecentar la presión sobre Rabat.