Argelia ante los desafíos mundiales: referente estratégico y no un espectador forzado – Algérie Patriotique

Argelia ante los desafíos mundiales: referente estratégico y no un espectador forzado – Algérie Patriotique
FOTO: Argelia tiene el timón de su destino. en la foto, el presidente Tebboune. RD

Contribución del Dr. A. Boumezrag: Argelia se encuentra en una encrucijada. Entre las ambiciones regionales y las presiones internacionales, debe defender su soberanía, a la vez que desempeña un papel central en el Norte de África y el Sahel. La diplomacia multidimensional, el poder militar, la influencia energética y la cohesión interna son factores que determinarán si el país será un eje estratégico esencial o un espectador obligado.

Argelia no es solo un actor regional: es el eje central de la estabilidad en el norte de África y el Sahel. Sus fronteras con Malí, Níger, Libia y Marruecos la convierten en un actor clave en la lucha contra el terrorismo, los flujos migratorios y el tráfico transfronterizo.

Esta posición exige que Argel gestione con cuidado sus equilibrios: asegurar sus fronteras, apoyar a los países vecinos en crisis y evitar al mismo tiempo involucrarse en conflictos regionales.

Argelia ha optado por una estrategia multivectorial: asociación militar con Rusia, cooperación económica con Turquía y los países del Golfo, relaciones de seguridad con Estados Unidos y diálogo con China.

Este enfoque permite a Argel preservar su soberanía a la vez que desempeña un papel central en las rivalidades globales. El impasse con Francia ilustra este deseo de autonomía: ya no es una cuestión histórica, sino un desafío estratégico y simbólico para el Mediterráneo y el Sahel.

La fortaleza de Argelia trasciende sus fronteras: cuenta con un arsenal militar sólido y recursos energéticos estratégicos. Petróleo: 12.200 millones de barriles de reservas, la tercera mayor de África. Gas natural: 159 billones de pies cúbicos, con una producción anual prevista de 160.000 millones de metros cúbicos para 2030. Infraestructura: Los gasoductos Medgaz y TransMed, que conectan Argelia con Europa, consolidan su papel como proveedor fiable. Estos activos otorgan a Argelia una posición única como mediador y actor clave en el mercado energético mundial, fortaleciendo su diplomacia y su capacidad de disuasión.

El Norte de África y el Sahel se han convertido en un escenario estratégico competitivo: Francia mantiene su influencia histórica y militar. Estados Unidos se está consolidando como un actor clave en la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Rusia y Turquía invierten en cooperación militar y económica. Los Emiratos Árabes Unidos y China desarrollan alianzas económicas y de infraestructura. En el centro de este tablero, Argelia debe combinar equilibrio, prudencia e influencia, o correr el riesgo de convertirse en un mero espectador.

Cualquier proyección regional depende de la estabilidad interna: cohesión social, empleo, reformas económicas y transparencia política. Sin estas, la diplomacia y la influencia energética son limitadas.

La soberanía no se proclama; se conquista a diario: Argelia debe elegir entre someterse al poder o convertirse en el artífice de su destino regional. Estas palabras resuenan como un desafío y un compromiso. Más allá de las declaraciones diplomáticas o las rivalidades geopolíticas, la verdadera soberanía se mide por la capacidad de un Estado para anticipar, decidir y actuar en función de sus intereses, protegiendo a sus ciudadanos y su estabilidad.

Para Argelia, esto significa controlar sus recursos energéticos para no depender exclusivamente de los mercados extranjeros, a la vez que fortalece su papel estratégico en el suministro global, manteniendo una diplomacia multidimensional que transforme las presiones externas en oportunidades, sin ceder ante influencias o compromisos que debiliten la independencia nacional. También significa invertir en la cohesión interna y la resiliencia social, ya que ninguna potencia extranjera puede dictar su destino a un país unido y estratégicamente vigilante, y afirmarse como árbitro regional: la estabilidad del Sahel, la seguridad mediterránea y la dinámica norteafricana dependen ahora de su capacidad para intervenir de forma autónoma y proactiva.

Así pues, la soberanía argelina no es un mero concepto teórico, sino un ejercicio diario de visión, influencia y valentía política. Cada decisión, cada alianza, cada elección estratégica se convierte en un pilar fundamental que cimienta el papel de Argelia en el escenario global.

Argelia ya no se encuentra solo en el corazón del Mediterráneo y el Sahel: tiene el timón de su destino. La pregunta que sigue sin respuesta ya no es si se someterá a la pugna de poder, sino cómo transformará su posición en una fuerza de estabilidad, poder y soberanía duradera.

Origen: L’Algérie face aux enjeux mondiaux : pivot stratégique et non un spectateur contraint – Algérie Patriotique