Argelia responde con firmeza a una nueva provocación de Macron: la crisis con Francia entra en una fase crítica

Argelia responde con firmeza a una nueva provocación de Macron: la crisis con Francia entra en una fase crítica

Las ya tensas relaciones entre Argelia y Francia han dado un nuevo giro con el último movimiento del presidente Emmanuel Macron, que, en una carta dirigida a su primer ministro François Bayrou, anunció medidas que han sido interpretadas en Argel como una nueva escalada diplomática. El 6 de agosto, París optó por reactivar la presión sobre Argelia en materia de visados, provocando una respuesta rápida y contundente del gobierno argelino, que no ha dudado en calificar la iniciativa francesa como una forma de chantaje inaceptable.

En un comunicado oficial emitido el 7 de agosto, el Ministerio de Asuntos Exteriores argelino fue claro: “Argelia no cede a la presión, a la amenaza ni al chantaje, sean cuales sean sus formas”. Esta declaración marca el tono de una respuesta que, además de diplomática, es jurídica y simbólica. Entre las medidas adoptadas, destaca la denuncia formal del acuerdo bilateral de 2013 que eximía de visado a los portadores de pasaportes diplomáticos y de servicio entre ambos países. Desde ahora, los representantes franceses deberán solicitar visado para entrar a Argelia, y este podrá estar sujeto a las mismas condiciones impuestas por París a los ciudadanos argelinos.

En palabras textuales del comunicado argelino:

“El gobierno argelino ha decidido someter a visado obligatorio a los titulares franceses de pasaportes diplomáticos y de servicio. Argelia se reserva, además, el derecho de condicionar la concesión de estos visados a las mismas condiciones que imponga el gobierno francés a los ciudadanos argelinos. Esta decisión representa la aplicación estricta del principio de reciprocidad, reflejando el rechazo de Argelia a cualquier intento de presión, chantaje o trato desigual.”

Otra decisión significativa afecta a los inmuebles del Estado argelino utilizados por la embajada francesa en Argel, hasta ahora cedidos de manera gratuita. Las autoridades han notificado a Francia la revocación de esta cesión y han anunciado una revisión de los contratos de arrendamiento con los organismos de gestión inmobiliaria del Estado (OPGI), muchos de los cuales habían sido negociados en condiciones particularmente ventajosas para la parte francesa. Argel invita ahora a París a enviar una delegación para discutir el futuro de estos bienes, en lo que puede anticipar una renegociación mucho más dura y menos favorable.

El comunicado no se queda ahí. Añade:

“La nota notifica la intención de revisar los contratos de arrendamiento suscritos entre la embajada francesa y las oficinas argelinas de promoción y gestión inmobiliaria (OPGI), que hasta ahora se habían establecido bajo condiciones favorables para la parte francesa. Las autoridades argelinas han invitado a la parte francesa a enviar una delegación a Argel para iniciar negociaciones sobre este expediente.”

Más allá del protocolo diplomático, los comunicados argelinos incluyen mensajes de fondo especialmente elocuentes. Según el analista Kamel M., Argelia no se ha limitado a responder con cortesía diplomática: ha lanzado una advertencia clara de que habrá nuevas medidas de represalia. Estas se inscriben en una estrategia de reafirmación de soberanía, en la que Argelia pretende dejar de tratar con una Francia que se comporta como “una potencia en decadencia”, tanto económica como diplomáticamente. El presidente Tebboune, quien hasta ahora había mostrado una actitud más conciliadora, delega en su cancillería la gestión de una relación que considera degradada por la actitud “vil y provocadora” de Macron, acusado incluso de actuar como “un gamin” (un crío), en palabras que, aunque dirigidas inicialmente a Jordan Bardella, encapsulan la percepción argelina del actual liderazgo político francés.

Esta crisis no surge de la nada. Forma parte de una cadena de tensiones acumuladas en los últimos años: la suspensión de los laissez-passer consulares, el fin de importaciones clave como el trigo francés, o la detención en Argelia de figuras consideradas espías o informantes al servicio de intereses franceses, como Boualem Sansal y Christophe Gleizes. En conjunto, estos actos marcan una ruptura con el pasado y anuncian una etapa en la que Argelia busca liberarse del peso simbólico y político del colonialismo francés y de las inercias postcoloniales.

Mientras Francia parece perder pie en el norte de África, Argelia refuerza su papel como socio estratégico para otros actores internacionales, desde Italia hasta Alemania, pasando por España, el Reino Unido o incluso Estados Unidos. Frente a esta nueva configuración geopolítica, la carta de Macron no es más que un gesto desesperado, una señal de que Francia intenta aferrarse a un rol de poder que ya no corresponde con su lugar en el tablero actual. Argelia, por su parte, parece decidida a no dejar pasar una sola provocación sin respuesta, dispuesta incluso a endurecer aún más su posición si París continúa por esta senda de confrontación.

Plataforma NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL