- La consejera de Derechos Sociales agradece la generosidad de las 91 familias acogedoras y reafirma el compromiso del Gobierno del Principado con la cooperación internacional
- El Ejecutivo autonómico destina este año 25.324 euros a este proyecto, que permite a niños y niñas de los campamentos de refugiados de Tinduf evitar las altas temperaturas del desierto
La consejera de Derechos Sociales y Bienestar, Marta del Arco, ha participado hoy en el acto de bienvenida a los 97 menores saharauis que participan este verano en el programa Vacaciones en paz, una iniciativa que permite a niños y niñas de 8 a 12 años, procedentes de los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), disfrutar de una estancia temporal en Asturias durante los meses de julio y agosto. “Asturias seguirá siendo una comunidad comprometida con la cooperación internacional. Frente a los recortes internacionales, reafirmamos nuestro apoyo inquebrantable al pueblo saharaui”, ha subrayado Del Arco.
La consejera ha agradecido la labor de la Asociación Asturiana de Solidaridad con el Pueblo Saharaui, del equipo de voluntariado y de las 91 familias acogedoras que este año abren sus hogares, 32 de ellas por primera vez.
Los menores saharauis que participan en esta edición superan en casi una veintena a los del año pasado. Durante su estancia en Asturias, niños y niñas podrán beneficiarse de revisiones médicas, mejorar su nutrición, aprender español y evitar las extremas temperaturas del desierto, que alcanzan los 55 grados en verano. Además, la experiencia fomenta el intercambio cultural y la creación de vínculos duraderos entre familias asturianas y saharauis.
El programa cuenta con el apoyo económico de la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo, que este año destina 25.324 euros al proyecto, dentro de una línea anual de ayuda al pueblo saharaui de 400.000 euros. También colaboran la Junta General y 13 ayuntamientos asturianos.
Marta del Arco ha aprovechado el acto para reiterar el compromiso del Gobierno asturiano con el pueblo saharaui, una colaboración que dura ya más de dos décadas y que se materializa en proyectos de ayuda alimentaria, atención sanitaria, formación para personas con discapacidad, rehabilitación de infraestructuras educativas y culturales, y construcción de viviendas para víctimas de minas antipersona.
“La crisis humanitaria saharaui dura ya 50 años. Hay generaciones que no conocen otra vida fuera de las duras condiciones del desierto. Este programa permite conocer otras formas de vida y convivir con otras culturas que enriquecen tanto a los menores como a las familias de acogida”, ha subrayado la consejera”.