ASTURIAS | Un juez tinetense en los campamentos saharauis: la descolonización eternamente pendiente

ASTURIAS | Un juez tinetense en los campamentos saharauis: la descolonización eternamente pendiente

Daniel Prieto Francos, magistrado de la sala de lo Contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, participó en los campamentos de refugiados de Tinduf en un encuentro entre juristas para analizar el entramado legal en torno a un conflicto en el que se está incumpliendo los acuerdos refrendados por la ONU

FOTO: El juez Prieto en los campamentos de refugiados de Tnduf / .

Santiago Pérez

(…) La cita la acordamos para que me contara su experiencia en el primer Encuentro Internacional de Juristas con el fin de estudiar el estatuto jurídico del Sáhara occidental y las cuestión de los recursos naturales.

¿Qué hacía allí Daniel Prieto? El acto fue organizado por Jueces y Juezas para la Democracia y la Unión Progresista de Fiscales, la Unión de Juristas Saharauis, la Comisión Nacional Saharuai de los Derechos Humanos y la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis. Prieto Francos pertenece a la primera y es magistrado en la sala de lo Contencioso Administrativo en el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

El encuentro se realizó en el campamento saharaui de Wilaya de Auserd, en Argelia, a unos cuarenta y cinco minutos en coche de Tinduf. Los cinco campamentos saharauis del Frente Polisario en este territorio acogen a unas ciento setenta mil personas desde hace unos cincuenta años. Los campamentos tienen el nombre de antiguas ciudades saharauis. La vinculación con su tierra, a pesar de la distancia, es total.

 La mayoría de los asistentes eran españoles, sesenta, con la presencia de ponentes internacionales, incluidos argelinos. Entre unos y otros unos cien.

El magistrado Daniel Prieto es un hombre de fuertes convicciones democráticas, con gran sentido de la Justicia, no solo la Justicia que emana del BOE también de esa mucho más amplia que son los Derechos Humanos. Ese sentido ético le llevó a querer conocer de primera mano cual es la situación en que viven los saharauis exiliados y todo el entramado legal en que están inmersos esos ciudadanos, pero también la ONU, la Unión Europea y España, sí España también.

Entre sorbo de agua y de café me va contando su experiencia allí. Le interrumpo para preguntarle quién finació el viaje. Cada uno de los asistentes se pagó el viaje. Aunque el encuentro duró dos días, la estancia se prolongó cinco. El viaje fue corto pero intenso ya que fueron alojados en las viviendas familiares de los saharauis. Daniel Prieto, al igual que el resto de la expedición, les llevó medicamentos, leche en polvo y juguetes. La manutención también la abonaron cada uno de los expedicionarios con el fin de no ser una carga para esas familias. Las viviendas modestas. Convive toda la familia en cuatro habitáculos. En la que se alojó el magistrado Prieto estaba integrado por dos mujeres y cuatro niños, del hombre no sabían nada. No eran los únicos, por la casa desfilaban continuamente otros familiares. En ella se alojaron seis de los asistentes al encuentro. Dos bombillas iluminaban la casa. La energía llega a las viviendas desde generadores comunales. En el exterior no hay luces públicas. El agua se la llevan en camiones cisterna cada día con los que llenan los depósitos existentes. No hay grifos. Duchas no tienen. Como ya iban avisados cada uno se proveyó de útiles de limpieza de usar y tirar. Lo más complicado, por falta de costumbre, fue lo de evacuar. Un agujero y en cuclillas. Aquí el magistrado sonríe.

(…)

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