Aviso a navegantes: diez años por pedir la autodeterminación – CRISTINA MARTÍNEZ BENÍTEZ DE LUGO

Aviso a navegantes: diez años por pedir la autodeterminación – CRISTINA MARTÍNEZ BENÍTEZ DE LUGO

La crueldad de los países ocupantes, de sus dirigentes y de sus esbirros es aceptada sin indignación por muchos. Aterra el genocidio de Gaza. Vemos que nadie lo para. No hay suficiente reacción. No se entiende que la condición humana y la política sean capaces de encajar lo inasumible. Nadie puede zafarse de su responsabilidad: las imágenes están ahí, dolorosas, impresionantes, insoportables.

A los presos políticos saharauis los conocemos por sus nombres, por sus caras, por sus historias. Disponer de detalles de su sufrimiento hace más elocuente su situación. Por eso hay que contarlo. Y hay que contárselo a Albares a ver si de una vez da el paso.

Él, que siempre está en el lado correcto de la Historia, debería pronunciarse y reaccionar.

Excmo. Sr. ministro,

Gaza, extenuada -con 37.000 palestinos asesinados, 84.500 heridos, 11.000 enterrados bajo los escombros, y todos sus habitantes al borde de la muerte por inanición-, sigue esperando medidas más eficaces contra los monstruosos ataques a su población. Una de ellas, el secuestro de armas que matan a niños palestinos o que han sido testadas contra ellos.

En Marruecos, el 6 de junio dos estudiantes saharauis han sido condenados a 10 años de cárcel en Agadir por su activismo universitario en pro de la autodeterminación. Se les acusa de violencia, de agredir a las fuerzas de ocupación, de obstaculizar la vía pública, no de pedir la autodeterminación. Los reos denunciaron tortura, pero el juez hizo caso omiso. No existían evidencias concluyentes de los cargos, no importa. Les han caído diez años a cada uno. Aviso a navegantes: mejor callados. Sus nombres: Ayman El Yathribi y Hussein Bourkba.

La Liga para la Protección de los Presos Saharauis en Cárceles Marroquíes no deja de informar, en la medida de lo posible, del trato que sufren los presos políticos saharauis. Tras el informe correspondiente a 2023, se suceden los boletines informativos narrando el maltrato y la ausencia de atención médica en el curso de 2024. Sirvan algunos ejemplos del trato a presos de Gdeim Izik.

Por fin llevan a Brahim Ismaili al hospital. Ya no hablamos del problema que tiene en el pulmón. Ahora hablamos de un dolor tremendo en la espalda que le tiene inmovilizado. El 16 de abril le llevan al hospital y, casualmente, el aparato de resonancia magnética no funciona. Vuelta a la cárcel, con su dolor de espalda.

El 3 de junio, le vuelven a trasladar al hospital, esta vez por los fuertes dolores en la rodilla. Y se repite la jugada. Una vez allí le dicen que hay que hacerle un escáner y que no hay fecha para ello. Vuelta a la cárcel, con su dolor de rodilla.

A la negligencia médica se añade la rechifla. Brahim está muy enfermo. Tiene diversas dolencias, la espalda, la rodilla, el pulmón, un deterioro psicológico adquirido en la cárcel. Y la administración penitenciaria le deja empeorar. Esa es la última tendencia en las cárceles marroquíes, al menos para los presos políticos saharauis. Pero ahora con recochineo.

Mohamed Lamine Haddi, periodista de la RASD, preso político saharaui que lleva más de 6 años y 8 meses en aislamiento, que hizo unas interminables huelgas de hambre para protestar por sus condiciones de encarcelamiento, tiene muchísimas enfermedades. Por citar solo una: un oído supurando desde hace años que le provoca terribles dolores de cabeza. No recibe atención médica, ni diagnóstico, ni tratamiento, nada. El otro día se asfixiaba, quizá por el calor, la mala ventilación o por su propia debilidad. A los funcionarios de la cárcel no se les ocurrió mejor burla que incitar a los presos de derecho común a que fumasen cerca del ventanuco de su celda. Mohamed Lamine pedía auxilio, un hospital. En vano.

La madre lo contó, y 3 días después, el 27 de mayo, los carceleros llevaron a cabo un registro agresivo y humillante en la celda de Haddi destrozando sus pocas pertenencias personales y rasgando sus libros.

Como todos los presos de Gdeim Izik, Abdallahi Lekhfaouni lleva trece años y medio encerrado; los últimos seis, en Kenitra donde no ha recibido atención médica para las secuelas de sus torturas. Ha protagonizado numerosas huelgas de hambre por ese motivo. El jueves 16 de mayo, el aviso de la última huelga de advertencia de 48 horas no fue registrado por la Administración porque incluía la frase «preso político saharaui». Desde que el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas emitió su decisión en diciembre de 2023, ordenando la liberación inmediata e incondicional de los presos de Gdeim Izik, injustamente encarcelados, los responsables de la Administración penitenciaria inadmiten cualquier correspondencia que incluya la frase «preso político saharaui» o «preso civil saharaui».

Llevaba más de un año pendiente de un traslado al hospital para que le tratasen la rodilla, y el médico manifestaba no tener autoridad para aprobarlo. Por fin le convocan para informarle del protocolo del traslado: esposado de pies y manos y con uniforme de delincuente común. Abdallahi no transige. Es preso político. Se queda en la cárcel.

Abdelahi Abahah está en la cárcel de Tifelt 2, como Haddi. No contentos con una cadena perpetua, con casi siete años de aislamiento, con un sinfín de enfermedades crónicas que, en algunos casos, le pueden costar la vida porque no son atendidas por un médico, a Abdalahi los guardias de la cárcel se la tienen jurada. Le acosan, le humillan, le impiden salir al patio, le provocan en los baños, o le insultan y le lanzan maldiciones mientras utiliza el teléfono fijo de la prisión para hablar con su familia.

Si el CNDH (Centro Nacional de Derechos Humanos marroquí) fuera un organismo mínimamente operativo, haría ruido para evitar estas actitudes aberrantes. Pero eso no sucede porque es un títere del gobierno puesto ahí para aparentar, cuando lo que hace es legitimar la violación sistemática de los derechos humanos.

El día 16 de junio se celebra el Aïd al-Adha, la Fiesta del Cordero, muy importante en el mundo musulmán. El rey de Marruecos suele conceder medidas de gracia con motivo de festividades importantes. Esta vez decenas de familiares de presos comunes han sido incitados por las autoridades a manifestarse para pedir la liberación de sus presos. Así se les indultará respondiendo al reclamo del pueblo.

Pero nunca una medida de gracia para los presos políticos saharauis. Sería un buen momento para que usted, Señor ministro, en virtud de la responsabilidad que le atañe frente al pueblo saharaui, recordase a Marruecos la necesidad de liberar a esos presos, condenados en juicios amañados y encarcelados en condiciones ilegales.

Origen: Aviso a navegantes: diez años por pedir la autodeterminación