«En los campamentos de refugiados saharauis no se vive, se sobrevive» | Bachir Lehdad en Digital Saharaui

«En los campamentos de refugiados saharauis no se vive, se sobrevive» | Bachir Lehdad en Digital Saharaui

Jesús Martínez

Su nombre es Bachir Lehdad. Nació en El Aaiún (1956).

De 1975 a 1988 ejerció como educador. De 1990 a 1992 fue viceministro de Educación y de Desarrollo Económico del gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática. 

Fue delegado del Frente Polisario en España, en las comunidades autónomas de La Rioja, Asturias y Extremadura.

Ganador de la II edición del Concurso de Poesía Saharaui.

—¿Por qué el Sáhara?

—Porque el Sáhara es mi raíz y mi destino. Allí están enterrados mis abuelos, allí aprendí el Corán, aprendí la lengua española, aprendí a hacer pan en cantidades, a nombrar el viento y la arena, y allí sueñan los hijos de mi pueblo con volver. Y allí, miles de mis hermanos y hermanas dieron su vida por el Sáhara.

El Sáhara no es un desierto vacío, si lo fuera no interesaría a Francia, Estados Unidos, Rusia, China y allegados de estos. Así que no luchamos por un desierto vacío. En el Sáhara se lucha por la dignidad de un pueblo. Eso es el porqué del Sáhara.

—¿Cuál es el destino de esta nación?

—El destino de la nación saharaui es ser libre. No puede ser otro. Puede demorarse, puede estar lleno de obstáculos, pero el camino natural y justo es la independencia y el regreso a nuestra tierra.

—¿Podrías hacer una breve sinopsis de la historia del Sáhara Occidental?

—El Sáhara Occidental fue colonia española hasta el 26 de febrero de 1976, cuando el Ejército español entregó las llaves del país; el Ejército marroquí ya había iniciado su invasión meses antes, concretamente el 31 de octubre de 1975. España abandonó el territorio sin garantizar la descolonización, y Marruecos lo ocupó por la fuerza. El pueblo saharaui resistió bajo la dirección del Frente Polisario y proclamó la República Árabe Saharaui Democrática nada más salir el último soldado español. La guerra obligó a miles a refugiarse en Argelia, mientras Marruecos levantaba un muro militar para controlar el territorio. En 1991, la ONU prometió un referéndum de autodeterminación que nunca se cumplió. Desde entonces, seguimos resistiendo: con las armas, con la política, con la cultura, con la memoria y, por supuesto, en las trincheras. Porque un pueblo que no se rinde está a un paso de vencer.

—¿Qué te liga al Sáhara?

—Me liga al Sáhara un cordón umbilical llamado patria. Es un lazo indestructible, imposible de cortar.

—¿Qué identificas con la palabra libertad?

—Respirar sin miedo, caminar sin cadenas.

Elegir el propio destino, sin que otros decidan por ti. Decir la verdad sin temor a la censura. Ser dueño de tu tierra y de tu memoria, sin imposiciones.

Vivir en dignidad, no solo sobrevivir.

Y, en lo íntimo, poder amar, soñar y crear sin barreras. Y todo eso, en pocas palabras, es el derecho a ser plenamente humano, sin miedos ni opresión.

—¿Cómo se vive hoy en los campamentos de refugiados?

—En los campamentos de refugiados saharauis no se vive, se sobrevive. Porque la mente del refugiado no habita en la espera, sino en el retorno: con o sin baúl, pero siempre con la frente en alto y la dignidad intacta.

(…)

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