✍️ Ahmed Omar
En las últimas semanas, varios informes han salido a la luz sobre la desaparición de funcionarios marroquíes durante viajes oficiales al extranjero, lo que ha planteado numerosas preguntas sobre la estabilidad del régimen marroquí y el manejo de los fondos europeos destinados a ayudar al desarrollo del país. La desaparición de 34 inspectores anticorrupción enviados al Reino Unido para recibir formación, junto con la huida de funcionarios de sectores como la salud, el poder judicial y la seguridad interna, refleja una crisis en aumento dentro del gobierno de Marruecos.
Esta deserción masiva no es solo un signo de descontento personal, sino también de un fallo sistémico mucho más profundo: el mal uso de miles de millones de euros provenientes de los contribuyentes europeos, destinados a ayudar a Marruecos a controlar la migración, rehabilitar sus instituciones y desarrollar sectores clave como la salud y la educación. A pesar de la enorme cantidad de ayuda financiera, parece que gran parte de estos fondos se están canalizando hacia los bolsillos de Mohamed VI y su círculo íntimo, mientras que la pobreza y la marginación aumentan para la mayoría de los ciudadanos. Además, el deterioro de la salud del propio rey y los conflictos dentro de la familia real solo han exacerbado la fragilidad del régimen.
La huida de funcionarios marroquíes de alto rango genera preguntas sobre la estabilidad del régimen