Director Diario EL MINUTO para Argentina
Esta Carta Abierta fue escrita en 2015, cuando asumió el presidente Mauricio Macri. Anteriormente habíamos participado activamente en la elaboración de una nota para que la entonces presidente Fernández de Kirchner recibiera a la referente de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis. En octubre, la Argentina tiene elecciones presidenciales, una vez más reiteramos en los mismos términos este llamado al respeto al Derecho Internacional y a un verdadero acto de Justicia. Argentina se comprometió en 1988 de reconocer al Estado saharaui, desde entonces esa promesa está incumplida. Esperamos que se haga honor a dicha promesa en algún momento…
Sr. Presidente de la Nación Argentina
De mi mayor consideración: El motivo de la presente tiene como objetivo solicitar que el Gobierno de la Nación Argentinar econozca la República Árabe Saharaui Democrática, como lo hizo en su momento la Argentina que se comprometió hacerlo en los años 80. A diferencia de los países de común origen, nuestro país ha sido permeable a las presiones de quienes son responsables de años de sufrimiento del pueblo saharaui.
En este mes de noviembre, se cumplen cuarenta años de la brutal invasión mauritano marroquí y desde entonces los saharauis esperan recuperar las tierras que les fueron usurpadas y que hoy bajo ocupación marroquí, millares de saharauis viven como ciudadanos de segunda sometidos a constantes violaciones de derechos humanos. Mientras otros tantos millares viven en condiciones sumamente duras en las zonas liberadas y los campos de refugiados de Tinduf, en el agreste desierto del Sahara.
Usted se preguntará ¿quiénes son los saharauis? Una pregunta lógica en atención al silencio informativo que se ha impuesto sobre este conflicto. Es un pueblo árabe y musulmán del norte de África, poseedor de una cultura de características únicas y cuyo linaje se remonta a muchos milenos atrás con sus antepasados bereberes. Este pueblo, que muchos lo quieren mostrar como simples nómadas, durante siglo sus tribus estuvieron organizadas con instituciones comunes, que fomentó su idea de unidad y la existencia de valores comunes. Su vestimenta, su cultura, su lengua (árabe hassania) lo hicieron único y lo diferenciaron de sus vecinos. En 1884 como consecuencia del reparto de África, España ocupó el territorio saharaui, con el cual tenía lazos históricos, por la actividad de pesca de los habitantes de las Islas Canarias.
Los lazos con España dejaron una impronta particular: el idioma castellano como segunda lengua, circunstancia que los hace sentir muy cerca de América Latina, región que buscan estrechar lazos. México, Cuba, Venezuela, Uruguay, Perú, Ecuador son países que mantienen relaciones diplomáticas con la República Saharaui.Las legislaturas de Chile, Colombia y Brasil se han manifestado favorables al reconocimiento del estado saharaui, una realidad jurídica indiscutible. La Corte Internacional de Justicia en 1975, ante los reclamos infundados de Marruecos y Mauritania, señaló claramente que los saharauis eran un pueblo, dueño de su propio destino, descartando de plano cualquier reclamo territorial por parte de otro país. En el marco de un clima de ilegalidad internacional, cuando España violando lo normado por la Carta de las Naciones Unidas decidió abandonar el territorio, los representantes legítimos del pueblo saharaui, horas antes que expirara la presencia española, proclamaron la República Saharaui. Un estado reconocido por ochenta países y miembro de la Unión Africana.
El estado saharaui cuenta con gobierno, ejército y controla el 20% del territorio que legítimamente le pertenece, estando el resto ocupado ilegalmente por Marruecos.La ocupación marroquí fue un acto de fuerza y sobre ello hay pruebas irrefutables, la invasión fue brutal y provocó el exilio de más de la mitad de la población saharaui. En ese camino rumbo al exilio a los campos de refugiados en Argelia, sufrieron el bombardeo por parte de la aviación marroquí con bombas de napalm y fósforo blanco, crímenes de guerra según las Convenciones de Ginebra. Luego de estos trágicos hechos vino una larga guerra de liberación, donde los saharauis con escasos recursos lucharon con enemigos que tenían fuerzas diez veces superiores a ellos. No obstante ello, los saharauis libraron una lucha épica y obligaron a sus enemigos a buscar la paz.
Desde 1991 la MINURSO, misión de paz de las Naciones Unidas vigila el cese del fuego y tiene la responsabilidad de llevar a cabo el referéndum en el marco de un Plan de Arreglo, que ha sido vulnerado sistemáticamente por Marruecos. Los saharauis viven divididos por un conjunto de muros defensivos con millones de minas y quiénes viven en los territorios ocupados son ciudadanos de segunda y víctimas de un sistema represivo, que tortura y desaparece, que prohíbe la existencia de sindicatos y organizaciones de derechos humanos saharauis. A ello se agrega que la misión de paz de la ONU no cuenta con facultades de monitoreo de derechos humanos. Algo inédito y abiertamente injusto, no obstante el llamado de prestigiosas ONG de Derechos Humanos (a la cual adhieren personalidades argentinas y reconocidas en esta temática, organizaciones políticas de distinto signo) y el propio Secretario General de Naciones Unidas.