Columna de OPINIÓN: Marruecos y un sueño esfumado en el Sahel, por Mohamed Salem Laabeid

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Chahid Alhafed, 12 Septiembre de 2020. – (ECSAHARAUI)
/Por Mohamed Salem Laabeid / Traducción Lehbib Abdelhay

 

El periodista marroquí Abdessalam Chamij no se equivocó en absoluto cuando, el 20 de agosto, escribió en el digital Hespress un artículo de opinión titulado «El golpe de Estado en Malí exige a Marruecos reorganizar sus políticas en el Sahel». Escribió, literalmente, “El presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, fue derrocado en un golpe de estado liderado por oficiales militares después de gran manifestaciones que abocaron el en el caos desde las elecciones de abril pasado, lo que requiere proteger los intereses marroquíes en armonía con los acontecimientos actuales en este país africano, que tiene fuertes relaciones económicas y diplomáticas con Rabat”.

Por su parte Hassan Majdoubi, editor y director del digital Alif Post, tampoco se equivocó en su opinión en el digital que dirije desde Madrid. Majdoubi lanzó una amplia columna bajo título «Ataques sucesivos a la influencia de Francia: después de su retirada de Libia a manos de Turquía (…). Ahora se enfrenta a un nuevo desafío de su geopolítica en el Sahel.
  • Para Francia, la presencia en Malí sigue siendo el garante de varios objetivos económicos, políticos y de seguridad.
«El golpe de Estado en Malí, ha sido una fuerte derrota para la inteligencia francesa, que está presente en la región con gran desplieugue militar y de inteligencia en el marco de la Operación Barkhane, que lucha contra al-Qaeda en la región, al no tener en cuenta las aspiraciones de los golpistas, ya que Francia apoya abiertamente al presidente destituido IBK sin tener en cuenta las aspiraciones del pueblo de Malí», señala Majdoubi en su nota.
Se trata del cuarto golpe de Estado en la historia de Mali, que se independizó de Francia en 1960, pues los militares han tomado el poder en 1968, 1991 y 2012. El golpe del 18 de agosto acaeció tras varias semanas de gran inestabilidad en el país, con protestas multitudinarias y disturbios en las calles protagonizados por multitudes que exigían la renuncia del presidente Ibrahim Boubacar Keita, en el cargo desde 2013.
Aunque Majdoubi no mencionó directamente a Marruecos por su nombre en su artículo, por su parte Abdeslam Chamij se negó a mencionar a Francia en su opinión. La verdad es que los dos «periodistas» se metieron en un atolladero, en una trinchera y una batalla perniciosa liderada por París destinada a facilitar la misión de la Francia colonial para continuar imponiendo su hegemonía sobre la región del Sahel y desde allí a todo el continente africano, especialmente con el progreso y la fuerte presencia política de la Unión Africana y la cohesión entre los fricanos para imponer la independencia total del continente y acabar con la dominación extranjera.

 

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Para Francia, la presencia en Malí sigue siendo el garante de varios objetivos económicos, políticos y de seguridad.

1- Objetivos económicos:

El subsuelo de Mali contiene importantes reservas de recursos de petróleo, gas y minerales (oro, bauxita , uranio, hierro, cobre, litio, fosfato de manganeso, sal …ect). Malí es el tercer mayor productor de oro en África después de Sudáfrica y Ghana.

Mali también tiene otro beneficio, su posición georgráfica, pues está cerca de los campos petrolíferos argelinos, que son un gran codiciado por los franceses. Malí se encuentra también a poca distancia de los signos positivos de exploración de gas en Mauritania.

Malí limita con Níger, que ocupa el tercer lugar en el mundo en producción de uranio después de Canadá y Australia, con el 8,7% de la producción mundial y cubre el 12% de las necesidades de la Unión Europea.

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2- Objetivos militares y de seguridad.


Además de las dos bases, ya existentes, en territorio de maliense desde hace muchos años para asegurar una permanente presencia militar en la región del Sahel y el Gran Sahara, Francia ha desplegado recientemente a más de 5.100 soldados de las fuerzas Barkhane en Malí supuestamente para luchar contra los grupos terroristas en la región. Cabe recordar que la presencia extremistas de los grupos terroristas en Malí, ha aumentado en los últimos años.
 
Francia tiene establecidas tres bases militares en Chad, dos en Níger, además de una base para las fuerzas especiales francesas en Burkina Faso. También ha contruido una base militar cerca de Bengasi en Libia y otra al sur de la ciudad de Al-Qatrun. Todas destinadas para desestabilizar los países de la región, especialmente a Argelia.
 
Malí garantiza a Francia:
– La puerta de entrada a África subsahariana y África central.- El flujo continuo de sus armas a los países de la región, especialmente Mali y Libia, ya sea directa o de forma indirecta.

 

– Proteger sus intereses en Libia, principalmente el petróleo y el gas libio, ya que Libia es el quinto país árabe en términos de reservas de petróleo. Francia consume alrededor del 99% de sus importaciones de petróleo libio. Las inversiones de las empresas francesas son muy grandes en los sectores del petróleo y el gas en Libia, principalmente el gigante Total Company.

El Sahel, también sirve como una base para frenar la expansión económica china-rusa en el norte de África, el Sahel y el Gran Sahara.

– Molestar a Argel, el principal objetivo de París ya que Argelia es el poder indiscutible en la región, desde sus fronteras meridionales, tras el fracaso del papel del terrorismo durante «la década negra», el fracaso de influir en la región Amazigh de la Kabylia y el fracaso de su política en Azawad (una mezcla entre tribus árabes y de tuareg en el norte de Mali), Francia no le queda otra que garantizar una gran presencia militar en el Sahel.

3- Objetivos e intereses políticos.

Históricamente Francia ha trabajado en exportar sus crisis internas en una especie de una injerencia no declarada en los asuntos de otros países, principalmente africanos. Crear el caos en un país de la región del Sahel a través de la escalada externa para perpetuar su presencia militar.

– La presencia de Francia en el Sahel le garantiza un papel de liderazgo en la política exterior europea, aprovechando su experiencia colonial en África.
– Preservar la posición francesa dentro del Consejo de Seguridad como referente para el continente africano.En cuanto a Marruecos, el aislado país del norte de África, excluido de cualquier rol de seguridad y de política en la región del Sahel y Libia, expulsado politicamente de África, legalmente derrotado en el tema de los recursos naturales del Sáhara Occidental en los tribunales europeos y asediado internacionalmente por su ocupación del Sáhara Occidental, perdiendo así importantes aliados, salvo a Francia. Malí, a pesar de no compartir fronteras naturales con Marruecos, sigue siendo una salida aunque poco digna para lograr sus objetivos en la región, entre los cuales destacamos:

 

– Malí es una región importante y apropiada para poner fin al aislamiento seguro, político y económico de Marruecos.

 
– Asegurale a Francia frente a otros países equilibrios globales.
– Un punto de contacto directo esencial con los aliados de Marruecos y Francia en África, principalmente Senegal, Costa de Marfil y Burkina Faso.

Con estos intereses cruzados entre Francia y el Marruecos francés, Rabat tuvo que apuntar en los últimos años su política hacia Malí. Francia necesita a Marruecos en Malí para influir religiosamente en las diferentes etnias y grupos religiosos, ya que es acto necesario para justificar su presencia en el Sahel.

Marruecos se embarcó en un trabajo de campo por la hegemonía marroquí-francesa. Las visitas oficiales de funcionarios marroquíes y francesas a Mali se intensificaron. Mohamed VI visitó Mali una vez, y Macron lo visitó recientemente hasta el punto de hacer dos visitas en un mes. Durante la visita del inquilino del Eliseo, se formaron células de acción para presentar a la inteligencia marroquí como un actor fuerte, bajo el mando del agregado militar de Marruecos en Malí, el general Mohamed Abdel-Jabbar, cuya autoridad está controlada por la autoridad del Embajador en Bamako, Hassan Al-Nassiri, y está sujeta al agregado militar marroquí en Ghana, Togo y Costa de Marfil.

 
Según informes de inteligencia, el coronel Abdel Salam Bensouda, ayudó economicamente en la fundación del Grupo terrorista Jamaat Al Tawhid y Jihad, un grupo yihadista creado en diciembre de 2011 después de que secuestrara, dos meses después, a tres cooperantes en los campamentos de refugiados saharauis.
 
Los resultados fueron muy impresionantes ya que la situación en Mali cambió drasticamente tras el golpe de Estado de marzo de 2012 y el estallido de enfrentamientos bélicos en el norte de Mali, así com el control por los grupos terroristas, principalmente los dos grupos estrechamente vinculados a Al Qaeda en el Magreb Islámico Ansar al-Din y el Movimiento por Tawhid y Jihad, fundado por la inteligencia marroquí en África Occidental así como otros grupos de bandas del crimen organizado y narcotraficantes en el norte de Mali. Estos acontecimientos peritieron a Francia depender de Marruecos en la región para manejar su política en materia de seguridad e información yihadista.

 

Marruecos jugó un papel destacado durante su presidencia en el Consejo de Seguridad el 10 de diciembre de 2012 al impulsar la propuesta de intervención extranjera en Mali, que fue aprobada por el Consejo de Seguridad en la resolución 2085. Tras esta resolución, Francia intervino militarmente en Malí desplegando sus cazas de combate, tanques y una docena de aviones de transporte militar.

Mali quedó totalmente bajo el control franco-marroquí a través del eje París-Rabat-Bamako desde entonces el país vive en el caos.

Desde Mali, las destructivas políticas de Francia se lanzan hacia Argelia, el Frente Polisario, Mauritania e incluso hacia África.

Desde el año 2013, Marruecos se ha colado oficialmente en África, a través de las puertas de la crisis financiera y gracias a la presencia militar francesa en países como Senegal, Malí, Burkina Faso, Njiger y Chad. Todos estos Estados votaron a favor al ingreso de Marruecos en la Unión Africana (UA).

En Malí, los grupos terroristas como Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), el movimiento salafista-jihadista «Ansar al-Din», en el norte de Malí, y el movimiento» Tawhid y la Jihad «en África Occidental, fueron establecidos y financiados por la inteligencia marroquí en diciembre de 2011.

Malí es también el centro del tráfico de drogas, armas, seres humanos y tráfico de migrantes, las tres lacras que Marruecos utiliza para dominar estos grupos terroristas.

Origen: COLUMNA: Marruecos y un sueño esfumado en el Sahel.