Por Kamel M. –  A diferencia de la Palestina ocupada y el Líbano, donde el ejército del Estado nazi de Israel encuentra una feroz resistencia, empujándolo a cometer los peores crímenes contra la humanidad con total impunidad, con la complicidad de los países occidentales, en Marruecos, los sionistas ha hecho sus cálculos utilizando este reino medieval como país piloto para un nuevo experimento. Tras ver su plan de instalar un nuevo Israel en Europa del Este aniquilado por Rusia, que reaccionó a un plan israelí-estadounidense en 2014, el régimen de Tel Aviv cambió de presa y de método.

Es lógico que los estrategas del Mossad propusieran hacer de Marruecos un nuevo Israel, además, asomado al océano Atlántico y a apenas unos kilómetros de Europa, no estando los dos continentes separados más al oeste que por el Estrecho de Gibraltar. Para ello, Israel guardó sus armas en el armario y apostó por una colonización suave, aprovechando los estrechos vínculos entre la fuerte comunidad judía marroquí establecida en Israel desde la creación de esta excrecencia en Oriente Medio a mediados de Siglo XX.

Israel cuenta entre su población con alrededor de un millón de marroquíes, llegados de todos los rincones del mundo en 1948, que permanecen unidos a la monarquía por lazos afectuosos que la potencia israelí ha mantenido deliberadamente intactos. Tras la normalización, los súbditos de Mohammed VI, mantenidos en situación de esclavitud, comenzaron a descubrir los daños causados ​​por esta nueva orientación impuesta a «su» país por los donantes que llenan las arcas de su rey y de sus clientes mientras los ciudadanos se derrumban bajo el peso de la deuda abismal que los acerca a la hambruna. Todos los indicadores están en rojo, y el año 2025 será el del empeoramiento de la situación social del mayor número de personas.

Las cifras del Banco Mundial son asombrosas. El gobierno del Banco Central de Marruecos anunció el levantamiento de ayudas y subsidios ya irrisorios porque, justificó, constituyen una carga que el Tesoro es cada vez menos capaz de soportar, que recibe el equivalente a 25.000 dólares al mes, protestan los marroquíes, sin tener el coraje de rebelarse contra esta nueva injusticia. Israel pretende invertir en esta ira reprimida para presentarse como el país que salvó el trono de la deposición, aprovechando la crisis que la propia Tel Aviv creó al privar a los marroquíes del agua potable, capturada por los inversores israelíes en el ámbito de la agricultura, y por desviar los recursos financieros del país hacia la compra de armas a través de líneas de crédito que empujan a Marruecos a su dependencia del extranjero.

Mientras tanto, los marroquíes en Israel monopolizan las propiedades de sus conciudadanos que permanecen en Marruecos, mientras el ejército israelí realiza una oferta de adquisición de las Fuerzas Reales y el Mossad somete a los servicios de inteligencia del Majzen. Así, el círculo se cerrará y el régimen nazi de Tel Aviv habrá establecido su nuevo Estado en el Magreb, en nuestras fronteras occidentales, sin haber disparado ni un solo tiro, sumiendo a la región en una inestabilidad sin fin, y hará del Norte de África un nuevo Oriente Medio, por la codicia de una monarquía arcaica y la pasividad de un pueblo servil.

K.M.