Alba Villén
#Sáhara #Palestina #Haití: crisis que nunca curan. Moha, Amani y Emile tienen en común que viven en lugares donde las crisis dejaron de ser urgentes. Situaciones complejas que se ahogan en burocracia, resoluciones incumplidas y demasiada pacienciahttps://t.co/aoD9HKi3Yx
— Alba Villén (@AlbaVillen) February 12, 2020
Todo pasa: lo bueno y, lo malo, también. Nada es eterno. Cuando la mayoría de las personas sufren una crisis, cierran los ojos bien fuerte y esperan a que esa angustia pase lo más rápido posible. Ayuda tener como referencia un momento pasado mejor y la esperanza de que todo es efímero. Sin embargo, para Mohamed, Amani y Emile esta crisis no pasa. A su alrededor, ninguna referencia de un tiempo mejor.
Desde que tiene conciencia, Mohamed vive en el campo de refugiados saharauis de Tinduf (en Argelia) y aunque su abuela le habla de un pueblo blanco bañado por el mar en el que su bisabuelo pescaba, Mohamed no puede ni si quiera imaginar ese lugar del Sáhara Occidental. Un muro de 2.700 kilómetros levantado por Marruecos le condena a una vida precaria en la que sobrevive –que no vive– de la ayuda internacional, en la que no hay una salida profesional ni un pasatiempo diferente a oír el chasquido del vaso del té. Cuarenta y cuatro años de espera que desesperan.
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Leer el artículo completo en el original del elperiodicodearagon.com: Crisis que nunca se curan