Ante la paralización de cualquier avance, negociación o solución, ante la nula implicación de la comunidad internacional representada por las Naciones Unidas y las potencias mundiales representadas por el grupo de amigos del Sahara.

Ante la intransigencia, obstaculización, impertinencia e insolencia de la infame y consentida monarquía feudal marroquí.

Ahora que ha quedado meridianamente todo clarísimo, después de la dimisión del Sr. Horst Köhler, a causa de que una de las partes (Marruecos) y su inmoral valedor (Francia) no le ha dejado margen de maniobra y han obligado su retirada, y las Naciones Unidas como ultimo responsable, no se ha dignado ni siquiera a llamarles la atención por entorpecer la enésima mediación para desatascar este larguísimo conflicto.

Estamos asistiendo a una situación crónica, impuesta a base de hechos consumados, como resultado de una estrategia basada en que el status quo, es la mejor solución, porque es la que mejor protege sus intereses y neutraliza cualquier acción tendente a indagar por una salida justa que respete la ley, la justicia y la legalidad internacional.

En realidad, aunque siempre puede haber dudas sobre la intencionalidad final de las Naciones Unidas con respecto al conflicto Saharaui, con su actitud con respecto a este ultimo bloqueo ejercido por el estado Frances y su lacayo el Régimen Marroquí, todas esas dudas han quedado despejadas definitivamente;  Las Naciones Unidas, no tiene la más minima intención de encontrar una salida al conflicto que respete el sobradamente reconocido derecho a la autodeterminación del pueblo Saharaui y ha convertido a su MINURSO en un mecanismo mas del  mantenimiento del STATUS QUO, la perpetuación del conflicto y el garantizar la protección de los intereses de Francia en la región .

Ante esta dramática, complicada y envenenada realidad, al pueblo Saharaui le ha llegado la hora de elegir su propio camino, si quiere ver consagrados sus legítimos y reconocidos derecho usurpados por la fuerza. Tampoco es cuestión de inmolarse, o de actuar con precipitación o desesperación, es la hora de actuar con la cabeza fría y con temple, para no equivocarse y sobre todo para obtener resultados satisfactorios de decisiones transcendentales.

(…)