Y te emocionas, te desvelas, hablas solo, pierdes el apetito, te despides de tu cabrito, e intentas empujar a la fuerza las manecillas de tu reloj mental

Los preparativos nunca terminan, a pesar de que sabes perfectamente que eres ligero de equipaje, pero la carga emocional es enorme: tus primos, tus vecinos, los otros primos… ya tuvieron su ‘bautizo’, y todo el mundo habla bien de aquel país de Nunca Jamás. Y te emocionas, te desvelas, hablas solo, pierdes el apetito, te despides de tu cabrito, e intentas empujar a la fuerza las manecillas de tu reloj mental (porque en tu jaima no las hay).

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