El pasado 23 de mayo la Fundación Euroárabe en Granada fue escenario de una conferencia clave que buscaba abordar la descolonización africana, con un enfoque especial en la conexión entre la causa palestina y la saharaui. Sin embargo, este evento, que debería haber sido un foro abierto para el diálogo y la reflexión, enfrentó múltiples obstáculos orquestados por colectivos civiles marroquíes y el propio consulado marroquí.

Estas acciones de interferencia son un intento descarado de silenciar debates legítimos y necesarios sobre temas de derechos humanos y autodeterminación. Carlos Martínez, del BDS Granada, organizador y moderador de la jornada, ha denunciado públicamente las presiones y maniobras destinadas a impedir la celebración de este evento. Según su testimonio, el secretario ejecutivo de la Fundación Euroárabe, Antonio Sánchez, recibió llamadas del consulado marroquí, claramente orientadas a obstaculizar la realización de la conferencia.

Esta intervención directa por parte de una entidad diplomática extranjera en actividades académicas y civiles españolas es alarmante y debe ser condenada enérgicamente. No fue el único caso de presión: Belen, una joven activista de la Plataforma Solidaridad con Palestina y Al-Yudur, también recibió numerosas llamadas y presiones para que no participase en la jornada.

Estos intentos de intimidación no solo vulneran su libertad de expresión, sino que también subrayan la red de influencia y coerción que el lobby marroquí intenta tejer en torno al mundo académico y activista. Este no es un caso aislado. La influencia del lobby marroquí en el ámbito académico se ha manifestado en varias ocasiones, con tácticas que van desde la cancelación de eventos hasta la difusión de narrativas falsas.

Estos intentos de intimidación no solo vulneran su libertad de expresión sino que también subrayan la red de influencia y coerción que el lobby marroquí

Un ejemplo reciente es la cancelación de unas jornadas sobre el Sáhara Occidental que iban a celebrarse en la Universidad de Salamanca, y que finalmente se trasladaron a la Universidad de Jaén. Este tipo de acciones demuestran un patrón consistente de intento de silenciar cualquier discusión que no se alinee con la tesis marroquí sobre el Sáhara Occidental. Estas maniobras son preocupantes no solo por su frecuencia, sino por lo que representan: un ataque directo a la libertad académica y al derecho a la autodeterminación de los pueblos.

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