Cuando un ministro de Exteriores confunde el término injerencia con el respeto mutuo – Por Mah Iahdih Nan – OPINIÓN 

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Foto: elaborada por ECSAHARAUI 
 
Por Mah Iahdih Nan – OPINIÓN 
 
 
 
Madrid (ECS).- En tiempos del colonialismo era habitual que las metrópolis destituyeran a gobernadores o ministros encargados de sus colonias, por cualquier desavenencia, o sencillamente para demostrarle al territorio sometido quien es el que manda. Pero en la historia moderna y desde la conformación del mundo actual, este tipo de injerencias dejaron de existir o al menos no constan de forma pública.
 
Sin embargo en la España de Sánchez, los socialistas están convirtiendo las relaciones hispano-marroquíes en algo verdaderamente surrealista y atípico, donde el pez pequeño se come al grande a cachos, sin que el grande pueda tener margen de reacción. Nunca jamás, en las relaciones diplomáticas modernas un país ha destituido un ministro de otro país vecino y encima ha propuesto su sustituto.
 
Esta semana se ha filtrado a través de El Confidencial, un informe del CNI en el que se reconoce que Marruecos en una reunión secreta exigió la destitución de la Ministra de Exteriores Arantxa Fernández Laya y sugería varios nombres para sustituirla. Si esto no hubiese aparecido en un informe de CNI, nadie se lo hubiese creído y lo más lógico es pensar que fue una broma o una Fake News. Sin embargo, la fuente hace que no quepa ninguna duda sobre la autenticidad de la filtración.
 
Curiosamente, la portadora de este increíble mensaje; sin antecedentes en los anales diplomáticos, de las exigencias de Majzén marroquí al estado español, es la vulgar e insolente embajadora marroquí en Madrid,  Karima Benayach, que meses antes saltándose todas las normas y protocolos diplomáticos, se dedicó a insultar y amenazar a España, país donde está acreditada y del que ostenta su nacionalidad, sin que por ello y de forma inaudita recibiera ningún tipo de aviso, advertencia o nota verbal. muchos diplomáticos españoles expresaron su sorpresa por sus declaración y su estupor por la nula reacción del Gobierno español en defensa de su prestigio y soberanía.
 
Segun el ex ministro español de Exteriores, Juan Manuel García Margallo, que con absoluta razón, declaró que una parte de Marruecos fue protectorado español en el siglo pasado y hoy el comportamiento de Sánchez y Albares da la sensación de que España se ha convertido en protectorado marroquí. Según el también ex presidente del Gobierno español José María Aznar, las cesiones de España a Marruecos y el acuerdo de este con los Estados Unidos, han dejado a España sin influencias en Norteamérica y la han hecho  perder de forma significativa sus capacidades y posibilidades.
 
Ambas declaraciones de personas con gran experiencia en política internacional evidencian la inconcebible e incomprensible entrega y sumisión de España al régimen feudal marroquí.
 
Aunque nadie consigue acertar ni entender la verdadera razón de este indecente comportamiento del Gobierno español y existen muchas especulaciones sobre el asunto, en los mentideros políticos y diplomáticos; se habla de chantajes, de Pegasus, de presiones norteamericanas, de información sensible etc. etc. Pero hay algunas cuestiones relacionadas con el modus operandi del Ministro de Exteriores, que no se pueden obviar; El Sr. Albares, es tan superficial, que piensa que la diplomacia es hacerse una foto con quien pasa por su lado.
 
Su falta de seriedad, solidez y coherencia en las relaciones bilaterales marcan la labor de la diplomacia española, caracterizada por el escaso tacto a la hora de establecer relaciones bilaterales con otros países basadas en la equidad, sinceridad, consistencia y transparencia.
 
El ejemplo más elocuente de este tipo de relaciones tóxicas, insanas y deshonestas es la que ha reafirmado el Sr. Albares con el Reino de Marruecos, basado en la coacción y la presión pura y dura; «o haces lo que quiero o te suelto las pateras» «o te olvidas del Sahara o voy a por Ceuta, Melilla y las Canarias». Así es como se las gasta el régimen marroquí, en realidad este es el fundamento y la base de las relaciones de Marruecos con España.
 
El Sr. Albares parece que padece el síndrome de identidad disociativa; sufre por parte del régimen marroquí una absoluta injerencia de manual, basada en el chantaje y la coacción y tiene la cara dura de demandar a Argelia la no injerencia en los asuntos internos de España, por el mero hecho de no aceptar una decisión que viola la legalidad y el derecho internacional. Argelia lo único que ha hecho es suspender el tratado de amistad porque España incumple una de sus fundamentales argumentos que figura en su preámbulo: «La adhesión estricta a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y a los principios del Derecho Internacional como elementos fundamentales para el mantenimiento de la paz, la seguridad y la justicia en la sociedad internacional»
 
Para Albares pedir el cumplimento de las cartas de la ONU es injerencia y presionar y extorsionar son relaciones de respeto y buena vecindad.
 
Argelia en ningún momento ha pedido al estado español algo que no se ajuste a las relaciones bilaterales de cordialidad y de buena vecindad, y anunció su absoluto respeto a España y que mantendrá el suministro del gas a los españoles.
 
El Sr Albares confunde los conceptos y la terminología de las relaciones diplomáticas entre países;: el Sr. Albares cree que pedir la cabeza de una ministra no es injerencia, el Sr. Ministro cree que espiar con Pegasus a miembros del Gobierno español entre ellos el Presidente no es injerencia, el Sr. Ministro cree que amenazar como ha hecho la embajadora marroquí, cuando dijo: «que las decisiones que se toman tienen consecuencia» no es injerencia, el Sr. Ministro piensa que  mandar diez mil personas, entre ellos mas de cinco mil niños a invadir los enclaves  españoles de Ceuta y Melilla no es injerencia, el Sr. Ministro cree que soltar centenares de pateras y cayucos hacia Canarias no es injerencia, el Sr. Ministro cree que suspender la colaboración policial en temas de terrorismo no es injerencia, el Sr. Ministro cree que cerrar las fronteras terrestres para ahogar las plazas de Ceuta y Melilla no es injerencia, el Sr. Ministro cree que escribir una carta en nombre del Gobierno español y obligarlo a firmarla no es injerencia  y  podríamos citar una veintena más de injerencias que le han obligado a usted y al gobierno de España a cambiar posición española que data de 50 años.
 

Origen: Cuando un ministro de Exteriores confunde el término injerencia con el respeto mutuo