Agosto de 2025 ha comenzado con una fuerte oleada de movilización en el ámbito cultural y diplomático en defensa del pueblo saharaui. Desde el sur de Europa hasta el Magreb, la voz saharaui se levanta contra los intentos de normalizar la ocupación marroquí del Sáhara Occidental. A la cabeza de esta movilización se sitúa la campaña internacional impulsada por el Festival Internacional de Cine del Sáhara (FiSahara), que ha denunciado el rodaje de escenas de la película La Odisea —dirigida por Christopher Nolan y producida por Universal Pictures— en la ciudad ocupada de Dajla.
Más de un centenar de artistas, activistas, cineastas y defensores de derechos humanos han suscrito un manifiesto que exige al director y al estudio cinematográfico romper su silencio y rectificar públicamente. El manifiesto, encabezado por nombres como Javier Bardem, Rodrigo Sorogoyen, Icíar Bollaín, Carolina Yuste, Paul Laverty y la activista saharaui ElGhalia Djimi, denuncia que filmar en un territorio ilegalmente ocupado blanquea la ocupación y vulnera el derecho internacional, ya que se hace sin el consentimiento del pueblo saharaui ni de sus representantes legítimos.
Paralelamente, la diplomacia y la cultura saharaui se han activado en otras coordenadas. En Boumerdès (Argelia) se inauguró la 13.ª edición de la Universidad de Verano para Directivos del Frente Polisario, un espacio clave para la formación política e institucional de los cuadros del gobierno saharaui. El Primer Ministro, Bachir Mustafá Sayed, denunció en su discurso la creciente crisis del régimen marroquí, su aislamiento diplomático y la necesidad de reforzar el frente interno e internacional del movimiento de liberación.
Mientras tanto, en Italia, la comunidad saharaui y las organizaciones solidarias celebraron el Día de la Cultura Saharaui en Sicilia. Fue una jornada de música, poesía, cine y testimonio, en la que la resistencia cultural se convirtió en arma política para visibilizar la ocupación, el exilio forzado y el expolio de recursos del Sáhara Occidental. Esta dimensión se reforzó con el lanzamiento de la serie documental “Socios en la ocupación”, que denuncia la participación de empresas multinacionales en el saqueo ilegal de los recursos naturales saharauis.
En conjunto, estos acontecimientos muestran que la cultura, lejos de ser una herramienta neutral, puede ser arma de opresión o de liberación. Mientras el cine de Nolan sirve (consciente o no) para legitimar una ocupación ilegal, la cultura saharaui y sus aliados la utilizan para defender la dignidad, el derecho y la verdad.
El mensaje es claro: Dajla no es un decorado. El Sáhara no está en venta. Y el pueblo saharaui no será silenciado.
PLATAFORMA «No te olvides del Sahara Occidental»