Abderrahman Aliat tiene 31 años y es uno de los saharauis retenidos en Barajas | Ha sufrido continuas agresiones y detenciones por la policía marroquí
FOTO: Abderrahman Aliat, activista saharauis de 31 años que pide asilo en España, muestra las heridas propinas por la policía marroquí, | Cedida/ Montaje: C.V.
“El pasado junio fui secuestrado por fuerzas vestidas de civil. Me golpearon brutalmente, me torturaron y me amenazaron directamente con ser asesinado o encarcelado si continuaba con mis actividades a favor de la independencia [del Sáhara Occidental, la ex provincia española ocupada desde 1976 por Marruecos]. Decidí huir por miedo a mi vida y en busca de protección para mí y mi familia. Ruego que se acepte mi solicitud de asilo, considerando que su país es un refugio seguro para mí”. Es el demoledor testimonio de Abderrahman Aliat, uno de los cerca de 40 activistas saharauis que permanecen en el aeropuerto madrileño de Barajas bajo amenaza de ser deportados a Marruecos por las reiteradas negativas del Ministerio del Interior español a concederles protección internacional.
El DNI español de su abuelo y el activismo en el ADN
El departamento de Grande-Marlaska les niega incluso la condición de saharauis al considerarlos públicamente como “marroquíes”. Como el resto de activistas, Aliat aporta a su expediente los documentos de identidad español de su abuelo, expedido por las autoridades españolas cuando el Sáhara era la provincia número 53 del Estado español. Procede, además, de una familia de activistas que exigen la independencia del territorio, el último pendiente de descolonización de África. “Pertenezco a una familia saharaui que vivió en las afueras de Smara. Mi familia ha sufrido torturas, represión, detenciones y prácticas inhumanas por parte del ejército marroquí ocupante, sus autoridades y colaboradores, tras la entrada en Sahara Occidental y al intentar desplazarse hacia el este. Mi abuelo fue arrestado, torturado junto con sus hermanos e hijos; sus tiendas fueron incendiadas; sus pertenencias y documentos personales y civiles fueron confiscados. Les interrogaron sobre el paradero de mi tío, que formaba parte del Ejército Popular Saharaui y era uno de los fundadores del Frente Polisario”, rememora este joven de 32 años.
Mi abuelo fue arrestado y torturado junto a sus hermanos e hijos; sus tiendas, incendiadas; sus pertenencias y documentos personales, confiscadas
“Las mujeres y los niños fueron devueltos a Smara con algunos camellos, mientras que muchos otros fueron robados, todo con el fin de mantenerlos bajo vigilancia. Mi abuelo fue liberado tras cinco años, junto a uno de sus hermanos, pero mi querido tío sigue desaparecido. Mi abuelo decidió huir de las prácticas racistas del ejército y los colonos a Labyar, donde permaneció hasta 1998, año en que falleció debido a la tristeza y enfermedades derivadas de las torturas sufridas”, comenta Aliat en un testimonio que Interior ni siquiera ha valorado porque, en contra de lo que establece la ley, no está estudiando caso por caso y está despachando denegaciones masivas. Ni siquiera los informes favorables a la protección del Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU están siendo tomados en consideración.
El propio Aliat detalla una larga y pormenorizada retahíla de detenciones arbitrarias y agresiones tanto de agentes como de colonos marroquíes. “En enero de 2023 salimos a las calles con banderas nacionales y fotos de Brahim Ghali para celebrar su reelección como presidente de la República Árabe Saharaui Democrática. Sin embargo, fui capturado después de la dispersión y golpeado hasta perder el conocimiento. Me desperté abandonado en las afueras de la ciudad, sin ropa”, evoca.
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Origen: El saharaui torturado por Marruecos al que Marlaska deniega asilo