Aimar Bretos entrevista a Ebbaba Hameida, que acaba de publicar ‘Flores de papel’ (Península)
Ebbaba Hameida se presenta ante los desconocidos dando su nombre, como todos, y añadiendo una parte fundamental de su biografía. Dice: «Soy saharaui», porque es su forma de que su tierra no caiga en el olvido. En los últimos cuatro años, ha estado dando forma a ‘Flores de papel’, un libro que ha sido «un proceso de sanación» porque le ha ayudado a comprender mejor su pasado.
Hameida, periodista de TVE y vicepresidenta de Reporteros sin Fronteras, relata la realidad y la lucha de su pueblo a través de la mirada de tres generaciones de mujeres: Leila, Naima y Aisha. Cuando la editorial Península contactó con ella para encargarle un libro sobre el Sáhara, sintió la necesidad de aclarar que ella sólo sabe escribir del Sáhara en primera persona. Y así fue. El resultado es un libro en el explica cómo ha vivido este conflicto ella, su madre y su abuela.
Crisis de identidad
Ebbaba Hameida ha vivido inmersa en una profunda crisis de identidad y contradicciones. «Como saharaui, tuve un sentimiento de culpa abrumador por vivir en el país que traicionó a mi gente», explica la periodista. Aunque tiene un enorme sentimiento de gratitud hacia España, por la acogida que le brindó la sociedad civil, y a Occidente en general porque le ha dado «libertad» y «una identidad propia» como mujer, no puede separar el papel de España en el pasado. A eso se suma una «mochila en la espalda», porque, según Hameida, los saharauis cargan con «la responsabilidad de dar a conocer el conflicto». «Cuando ves la indiferencia, sientes mucha impotencia. Paseo por Madrid, y pienso que aquí se firmaron los acuerdos de 1975 en el que se repartieron el Sáhara Marruecos y Mauritania y eso me duele», aclara Hameida.
Choque cultural
La solidaridad de muchas familias con los niños saharauis, gracias a programas como ‘Vacaciones en paz’, ha sido históricamente una oportunidad de oro para «enriquecer la infancia» y garantizar «dos meses de verano con buena alimentación, visita al oculista, al dentista, o a un médico». Pero hay una cara B; la de pertenecer a dos mundos. En el caso de Hameida, su familia italiana de acogida le recomendaba que tuviera «un novio», mientras que su familia en el Sáhara le pedía que mantuviera intacto «el honor de su familia». Aisha, la más joven de las protagonistas, por ejemplo, no sabe cómo se dice «sexo» en su idioma. Había estudiado árabe, conocía el Corán, pero desconocía cómo se decía ‘sexo’ en su idioma.
🔴 Aimar saluda a @Ebbaba_H, tras la publicación de su nuevo libro: ‘Flores de papel’https://t.co/RKyJBJwysm pic.twitter.com/kPFIlHbJOe
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🗣 @Ebbaba_H: «Los saharauis viven en comunidad, el «no» no existe, es todo «nosotros». Al final esto le impide a las personas mostrar sus propios sentimientos» pic.twitter.com/zs22dURDDc
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👉 @Ebbaba_H: «Mi madre es una matriarca, es una jefaza, cuenta con el respeto de toda la comunidad, de sus hijos y su marido»
«Son mujeres que han levantado la vida en medio de la nada»https://t.co/JnXUsl2kYq pic.twitter.com/WElgZyqEnU
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❓ ¿Cómo es el desierto?
🗣 @Ebbaba_H: «Es un lugar donde hay todo y nada. Es una nada cambiante» pic.twitter.com/k888YhuTGC
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🗣 @Ebbaba_H, periodista saharaui en España: «Sentí una culpa abrumadora por vivir en el país que traicionó a mi gente»https://t.co/iozWkJn08M
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