Cuatro años después de que el Frente Polisario diera por roto el alto el fuego con Marruecos, un centenar de saharauis han muerto y miles se han visto desplazados de la «zona colchón» del Sáhara Occidental ante la presión militar marroquí, sin haber conseguido apoyos para su causa y con un presidente electo estadounidense que defiende la soberanía marroquí sobre ese territorio.

«Intensificar la lucha armada»

Durante el congreso trienal de enero de 2023, el movimiento independentista saharaui aprobó, como nueva estrategia, «intensificar la lucha armada» contra Marruecos en la excolonia española, ocupada en un ochenta por ciento por Rabat desde 1976.

Con EE.UU. como miembro permanente y con derecho a veto en el Consejo, Donald Trump volverá en enero a la Casa Blanca con la resolución bajo el brazo que aprobó poco después de la ruptura del alto el fuego, en diciembre de 2020, que reconocía la soberanía de Rabat sobre el excolonia a cambio del restablecimiento de los lazos entre Marruecos e Israel.

Guerra de baja intensidad

Tras una operación militar marroquí del 13 de noviembre de 2020 para expulsar a militantes saharauis que bloquearon durante semanas el paso fronterizo de Guerguerat entre el Sáhara y Mauritania, el Polisario dio por violada una tregua de 30 años y comenzaron los ataques.

El Frente dispara con artillería y Marruecos con drones, principalmente en la llamada ‘zona colchón’, una franja de tierra a lo largo de la frontera con Mauritania y Argelia.

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