El rey Mohamed VI cumple 60 años este lunes. Como siempre, el aniversario le pilla de vacaciones, pero esta vez no es en el extranjero. Desde finales de junio descansa al borde del Mediterráneo. Empezó hace dos meses su veraneo en la residencia real de Rincón, una localidad de 57.000 habitantes que los marroquíes llaman M’diq, cerca de Ceuta, y lo continuaba desde hace unos días en Alhucemas. Allí han llegado sus hijos, el príncipe, Moulay Hassan y la princesa Lalla Khadija, para celebrarlo junto a su padre..

Su presencia ininterrumpida en el país desde hace casi cinco meses y también la relativa discreción de sus amistades turbulentas, los hermanos Azaitar, tranquiliza a sus colaboradores en palacio y a las elites del país. Para ellos no reviste gran importancia que tenga poca actividad ni que sus vacaciones sean largas, lo fundamental es que esté presente en los momentos claves y que se le vea. La Constitución marroquí otorga el grueso del poder ejecutivo al monarca y la estabilidad del país pasa porque transmita la impresión de llevar el timón.

Por primera vez desde que llegó al trono, el Rey no tuvo que interrumpir su descanso para dirigirse a su pueblo el 20 de agosto, la víspera de su cumpleaños. Hasta ahora, ese día, el monarca pronunciaba un discurso con motivo de la fiesta de la Revolución del Rey y del Pueblo que conmemora la efeméride de la deportación a Madagascarde su abuelo Mohamed V, en 1953, por las autoridades coloniales francesas.

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