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El ex agente marroquí cita el caso de Mohamed Chaid Akhdin, que llegó a sentarse en el Congreso de los Diputados. Ocurrió en junio, cuando sustituyó a la diputada Meritxel Batet, a la que Sánchez pidió exclusividad como ministra de Política Territorial. Chaid, nacido en Tánger, se autoproclama «hijo de la inmigración marroquí en Cataluña», aunque un ex diplomático de reino alauí lo definió hace unos meses como «honorable corresponsal» y destacó sus fuertes vínculos con los servicios secretos marroquíes.
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Pero J., un contacto del CNI en Madrid experto en terrorisno, tiene claro el motivo por el que a Marruecos le puede interesar tener a alguien infiltrado al lado de Puigdemont: «A los que mandan en Rabat no les interesa que Cataluña consiga la independencia. No lo quieren ni lo aceptan porque es un discurso que puede salpicarles en la cuestión del Sahara. Además, el independentismo catalán ha intentado vincularse con el activismo del movimiento rifeño. Otra cosa es que a una corriente islámica que está en los servicios secretos y dentro del Gobierno marroquí le interese mucho una desestabilización de España»
