Es la gran apuesta de Marruecos: que su Gran Estadio Hasán II de Casablanca, aún sin construir, albergue el partido inaugural o la final del Mundial de fútbol de 2030. Sería la señal definitiva de que, aprovechando el desconcierto en el que se halla sumida la federación española y la irrelevancia de la portuguesa, es la marroquí la que ha empujado y liderado la apuesta mundialista a pesar de haberse sumado a la candidatura en el tiempo de descuento a costa de Ucrania.

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