EL GIRO DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE ESPAÑA EN EL SÁHARA REPERCUTIRÁ NEGATIVAMENTE EN LA SALUD DE LA POBLACIÓN
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Trabajamos en los campamentos de personas refugiadas saharauis de Tinduf (Argelia) desde 1995, alertamos de la fragilidad de su sistema de salud y las dificultades que provocará este giro político a la hora de garantizar el derecho a la salud de la población.
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Exigimos una explicación por parte del Gobierno de España sobre los términos y el calado de esta decisión y que detalle sus implicaciones prácticas. Así mismo reclama al presidente del Gobierno y al ministro de Asuntos Exteriores una rectificación y que lleven a cabo las diligencias necesarias para subsanar esta decisión.
Tinduf/Madrid, 4 de abril de 2022.- Las consecuencias de la pandemia, la reactivación del conflicto militar entre el Reino de Marruecos y el Frente Polisario y el reciente giro político del Gobierno de España sobre el futuro del Sáhara Occidental dibujan un escenario incierto para el pueblo saharaui. Ante este difícil contexto, alertamos que este viraje en la política exterior de España favorecerá el enquistamiento de su precaria situación y expresa su preocupación por la salud de las más de 178.000 personas que viven en los campamentos de Tinduf (Argelia) y que dependen casi en exclusiva de la ayuda humanitaria externa.
La falta de acceso al agua y alimentación, así como las precarias condiciones de habitabilidad o el clima extremo de la hamada argelina, impactan directamente en la salud y en desarrollo personal de la población saharaui y les impiden salir del círculo de la pobreza.
La inseguridad alimentaria -o la insuficiente ingestión de alimentos- es otra de las dificultades a las que tiene que hacer frente. La población saharaui ya no puede vivir en exclusiva de la ayuda humanitaria, una canasta insuficiente de alimentos –harina, aceite, legumbres y pasta- que se suma a los altos precios de los alimentos en el mercado. Esta está agravada debido a su aislamiento, una agricultura casi inexistente, precarias explotaciones ganaderas y dificultades de acceso a bienes de consumo. Según el Programa Mundial de Alimentos, solo el 12% de los hogares tenían seguridad alimentaria en 2018, el 30% se encontraban en situación de inseguridad alimentaria y más de la mitad -58%- eran vulnerables a ello.
Además, la incertidumbre política frente a su futuro –agudizada por la reciente decisión del Gobierno español de apoyar la propuesta de autonomía planteada por el Reino de Marruecos- provoca entre la población un sufrimiento psicológico mayor. “El shock emocional al hilo del reciente giro político está abriendo un nuevo proceso traumático que se solapa al sufrimiento agravado por la reactivación del conflicto armado en 2020 y el impacto de la COVID-19. Todo ello unido empeora esta crisis humanitaria olvidada que, hasta ahora, está sin resolver”, afirma Pablo Traspas, coordinador de Médicos del Mundo en los campamentos de personas refugiadas en Tinduf (Argelia).
A esta precaria situación hay que añadir la fragilidad del sistema público de salud saharaui. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Salud y el colectivo de sanitarios, este se caracteriza por la falta de personal cualificado, unas infraestructuras precarias y la falta de acceso a medicación y material sanitario. En el caso del personal sanitario –formado en su mayoría por mujeres-, “la provisión de bajísimos incentivos mantenidos por la ayuda internacional es ya difícil de mantener y asegurar, a pesar de la dedicación y compromiso del personal sanitario saharaui. Debido a esta fatiga y sacrificio, su sistema de salud tiene un reto adicional que gestionar como es la alta rotación de su personal a consecuencia de estos bajos incentivos”, señala Traspas.
Médicos del Mundo teme el impacto que este viraje político pueda producir en las compras internacionales, las rutas y frecuencia de los vuelos y en la llegada de caravanas humanitarias a los campamentos de personas saharauis. Allí apenas hay personal sanitario especializado y la atención integral de la salud de la población depende de las comisiones médicas y quirúrgicas que se verían reducidas por la falta de vuelos regulares y el encarecimiento de los billetes.
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