El Gobierno español reconoce en el BOE la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental – José Antonio Yturriaga en SevillaInfo

El Gobierno español reconoce en el BOE la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental – José Antonio Yturriaga en SevillaInfo

Pedro Sánchez tiene algo de masoquista, ya que le encanta dejarse humillar por Carles Puigdemont o por Mohamed VI. En el caso del fugitivo de Waterloo, porque dispone de siete votos de plata que valen un Potosí para su supervivencia , pero no es igual con el autócrata alauita -salvo que haya algo que ignoremos-, quien  un “no sé qué”, qué hace que un increyente como él se postre genuflexo ante el Comendador de los creyentes. Como en las populares canciones de antaño “¿Mami qué será lo que tiene el negro?” “Que será, será”, Mohamed VI ha atrapado la voluntad de Sánchez y lo tiene a su merced, hasta el punto de hacerle modificar de forma radical la política de España hacia el Sáhara Occidental o cambiar la composición de su Gobierno.

Giro copernicano de la política de España sobre el Sáhara Occidental

España linda en su frontera sur con Marruecos y Argelia, dos países enfrentados y casi en guerra por el liderazgo del Magreb, y necesita para su seguridad y desarrollo económico llevarse bien con ambas potencias y mantener con ellas un equilibrio inestable nada fácil de conseguir. Los distintos Gobiernos españoles lo habían logrado gracias a una actitud de neutralidad y al  mantenimiento de buenas relaciones políticas y económicas. Especialmente sensibles son las relaciones con Marruecos, por mantener éste reivindicaciones sobre la soberanía de territorios tan españolísimos como Ceuta y Melilla, así como sobre otros que en su día lo fueron -y que jurídicamente lo siguen siendo- como el Sahara Occidental.

Un aciago 14 de marzo de 2022, la situación cambió de forma radical cuando Sánchez escribió una carta, redactada en un paupérrimo castellano al ser la traducción de una minuta en francés que le había sido facilitada por alguien en Marruecos. En ella, transmitía al monarca alauita algunas ideas importantes para una nueva relación entre los dos. Sánchez reconocía la importancia que tenía para Marruecos la cuestión del Sáhara Occidental y la necesidad de encontrar en el marco de la ONU una solución mutuamente aceptable -¿para quién? ¿también para el pueblo saharaui?-. Consideraba la política marroquí de autonomía presentada en 2007 como una base “seria, creíble y realista” para solucionar el diferendo. Frente a las mención específica que hacía del Sáhara, la misiva contenía otra genérica e imprecisa sobre la necesidad de garantizar la estabilidad e integridad territorial de los dos países, sin citar a Melilla o Ceuta, ciudades españolas reivindicadas por Marruecos. Dando muestras de su infinita egolatría, Sánchez -autoerigido en el representante único de España- ofreció al Sultán su garantía personal de que la Nación cumpliría sus compromisos y sus palabras, que no eran las del Estado español sino las de Sánchez, ya que tomó la trascendental decisión de cambiar radicalmente la posición de España sobre el Sáhara Occidental sin consultarlo ni siquiera con su Gobierno -y por supuesto con la oposición-; y sin recabar el aval de las Cortes, en un exorbitante abuso de poder. Expresó su esperanza de reunirse pronto con el Sultán y, para preparar el terreno, solicitó permiso para que viajará a Rabat su Ministro de Asuntos Europeos, lo que es una prueba más de que la carta no fue redactada en el Ministerio de Asuntos Exteriores, porque éste no cometería el garrafal error de no saber cual es el título del ministro.

Como señaló la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional, la propuesta de autonomía era una oferta de integración del Sáhara Occidental en Marruecos y no constituiría expresión del derecho a la libre determinación de los pueblos, si no fuera libremente decidida por el pueblo saharaui en un referéndum de autodeterminación. El apoyo de Sánchez a dicha propuesta constituía “la negación expresa del ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo saharaui y, en consecuencia, una grave violación del Derecho Internacional”. La decisión suponía asimismo el “reconocimiento implícito de la soberanía marroquí sobre la parte del Sáhara occidental que ocupa ilegalmente”. Esta decisión personalísima de Sánchez fue rechazada por amplia mayoría en las Cortes, ya que solo consiguió el voto favorable los diputados socialistas. El presidente no solo excedió sus competencias, sino que se ha negado en redondo a dar explicación alguna ante las Cortes o ante la opinión pública española. En una sesión en el Congreso donde se suponía que debería dar una explicación, ignoró las preguntas de los diputados de la oposición, e incluso de algunos de partidos aliados con el Gobierno, entre otras, la de si había cesado a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, por exigencia del autócrata marroquí. Con su decisión, Sánchez entregó en almoneda a Marruecos al pueblo saharaui, al que ha negado su derecho a la autodeterminación, consagrado en la Carta de las Naciones Unidas y en numerosas resoluciones de los órganos principales de la Organización.

En la Declaración conjunta de abril de 2022, tras el encuentro entre Mohamed VI y Sánchez, éste volvió a respaldar la posición marroquí sobre el Sáhara Occidental y, en la Reunión de Alto Nivel celebrada en Rabat en febrero de 2023 -de la que se ausentó Mohamed VI, dando un nuevo bofetón diplomático a Sánchez- se adoptó otra Declaración conjunta, cuyo primero y principal punto era la confirmación del apoyo de España a la propuesta marroquí de autonomía. El primer el ministro, Aziz Ajamuch,  elogió hasta en tres ocasiones el cambio operado en la postura española.

Siguiendo su desvergonzado alineamiento con la posición de Marruecos y el reconocimiento implícito de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, el Gobierno de España ha dado un paso más al hacer este reconocimiento explícito, a través de una publicación en el Boletín Oficial del Estado del pasado 29 de agosto del siguiente anuncio, que ha pasado en buena medida desapercibido al producirse durante en pleno periodo de las vacaciones veraniegas.

1.-Poder adjudicador: Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura O.A. 

Correo electrónico: sgcgp@cultura.gob.es 

2.-Tipo : Autoridad estatal. 

3.-Actividad principal ejercida: Actividades recreativas, cultura y religión

4.-Códigos CVP: Servicios de arquitectura, construcción, ingeniería e inspección

5.-Lugar principal de prestación de servicios: Sin especificar

6.-Descripción de la licitación: Servicios para la redacción del proyecto de ejecución de las obras de subsanación de deficiencias y mejora de la eficiencia energética en el colegio español “La Paz” en EL Aaiun (Marruecos)”

El Gobierno español ha incumplido una vez más sus compromisos internacionales, pues -en la nota en la que el representante permanente de España en Naciones Unidas, Jaime de Piniés, comunicaba al secretario general de la Organización que España pondría término definitivo a su presencia en el territorio del Sáhara Occidental a partir del 25 de febrero de 1976, señalaba que ”la descolonización del Sáhara Occidental culminará cuando la opinión de la población se haya expresado válidamente”. Es obvio que 48 años después de la fecha hoy en la que el Gobierno español se considero desligado de cualquier responsabilidad internacional con respecto a la administración del territorio, el pueblo saharaui no ha tenido posibilidad de expresar libremente su opinión sobre su futuro, por lo que el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo ocupado militarmente de forma ilegal por Marruecos. La  afirmación contenida en el BOE -documento por antonomasia de la Administración del Estado- que dice que la El Aaiun forma parte de Marruecos es contraria el Derecho Internacional y, por ello, debería ser denunciado ante la Secretaría General de la ONU.

Ante esta flagrante violación de sus compromisos internacionales, ¿qué han dicho o hecho el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, o los ministros? Me temo que NADA. Quizá Díaz, en vez de trasladarse a Ramala, debería viajar a los campamentos de Tinduf para dar explicaciones

Sumisión del Gobierno de Sánchez a la voluntad del Rey de Marruecos

Tanto los políticos como los comentaristas de relaciones internacionales se han preguntado qué ventajas ha conseguido España como contrapartida a las considerables concesiones  realizadas por Sánchez a Marruecos, y la respuesta generalizada ha sido que prácticamente ninguna. Podría haberse encontrado alguna justificación en el proceder del presidente, si hubiera conseguido que Marruecos renunciase a sus reivindicaciones sobre la soberanía de Ceuta y de Melilla, pero tal no ha sido el caso.

(…)

La decisión personal de Sánchez -cualquiera que hayan sido los motivos -que siguen sin conocerse por la total opacidad del protagonista- de alterar la posición de equilibrio estratégico, político y económico  de España en el Magreb, al inclinarse a favor de Marruecos en detrimento de Argelia  ha tenido consecuencias muy negativas para España. De una tacada, el presidente se ha sometido a los caprichos Marruecos sin obtener ninguna contrapartida, ha roto todos los lazos con el Frente Polisario -representante del pueblo saharaui, al que ha traicionado-, ha empeorado de forma considerable las relaciones con Argelia, ha incumplido las decisiones de la ONU y ha logrado la fractura de la política española al contar solo con el apoyo de los socialistas. Es todo un alarde de impericia política y en el aire flotan muchos interrogantes a los que Sánchez se niega a dar una respuesta. Al fin y al cabo, España y él son así.

Antonio Yturriaga
Embajador de España, profesor de Derecho Diplomático en la UCM y miembro de la Academia Andaluza de la Historia.

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