La Marcha por la Libertad liderada por la francesa Claude Mangin -esposa del preso político saharaui Naama Asfari- ha recorrido muchos lugares desde Ivry-sur-Seine, en Francia hasta Tarifa durante dos meses, informando, haciendo talleres, contando lo que la mayor parte de la prensa silencia sobre la ocupación marroquí, ilegal y cruel.

La Marcha por la Libertad nos retrotrae a la Decisión de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Castigos crueles, inhumanos o degradantes -órgano de las Naciones Unidas- emitida el 15 de noviembre de 2016. Esta Decisión -hay muchas más del mismo tenor referentes a otros presos políticos saharauis- establece que Naama Asfari fue torturado. Se refiere también la Decisión a las deplorables condiciones sanitarias que padeció, y pide compensación, reparación por los efectos físicos y psicológicos de los daños infligidos, y garantía de no repetición. Pide rehabilitación para el detenido, y una investigación sobre lo sucedido con vistas a llevar a los responsables ante la justicia. Pide abstenerse de cualquier forma de presión, intimidación o represalia, como dañar la integridad física y moral del preso y su familia, y permitirle recibir en la cárcel visitas de su familia. También pide información en el plazo de 180 días de las medidas que se han tomado como consecuencia de las consideraciones expresadas.

¿Y qué hizo Marruecos? No acatar ninguna de estas exigencias de las Naciones Unidas. Hasta el punto de que a la esposa de Naama, la francesa Claude Mangin que reside en Francia, y que se desplazaba cuando podía para ver a su marido, a partir de esa sentencia pidiendo expresamente que se permitiese al preso recibir en la cárcel visitas de su familia, se le impidió la entrada a Marruecos. Tuvo Claude que hacer una huelga de hambre de 30 días en el Ayuntamiento de su ciudad -Ivry-sur-Seine- para denunciar la violación de su derecho. Esa huelga tuvo como consecuencia una última visita a la cárcel de Kenitra, donde se encuentra su marido. Después, nunca más. Tras 5 nuevos intentos fallidos, Claude consideró otra manera de difundir la arbitrariedad de Marruecos: la Marcha por la Libertad, con la doble finalidad de intentar ver a su marido y de difundir la causa de los presos políticos saharauis encarcelados en Marruecos.

Terminó la Marcha en Algeciras con una concentración numerosa a la que acudieron gentes de todas partes, incluso del extranjero. Y luego, ya en Tarifa, catorce personas, entre ellas representantes políticos de España y Francia, acompañaron a Claude en el ferry hacia Tánger, en su intento de visitar a su marido preso.

Hay que destacar la vergonzosa actuación de la policía marroquí en un barco español y la vergonzosa ausencia de la policía española

Tampoco en esta ocasión cumplió Marruecos con las recomendaciones de la ONU, y Claude ni siquiera pudo desembarcar en Marruecos. La diferencia está en que en esta ocasión había 14 testigos con ella. No son invenciones de Claude.

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