Cinco años pueden ser una eternidad. Un lustro es tiempo suficiente para realizar transformaciones, renuncias y mudanzas de piel sustanciales. El PSOE se presenta a las elecciones europeas del próximo 9 de junio con una programa electoral acorde a los nuevos tiempos que escenificó Pedro Sánchez hace dos años con el histórico cambio de posición en el litigio del Sáhara Occidental, haciendo pedazos 47 años de neutralidad activa y consenso de los principales partidos en el contencioso de la ex colonia española ocupada por Marruecos.

En las europeas de 2019, con el actual jefe de la diplomacia europea Josep Borrell como cabeza de cartel, el PSOE dejó escrita una promesa categórica: “Los y las socialistas consideramos que la UE debe también promover la solución del conflicto de Sáhara Occidental, a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui”. Por aquel entonces Ferraz seguía apostado públicamente por la hoja de ruta marcada por las Naciones Unidas, que ha tratado de impulsar la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara obstaculizado reiteradamente por el régimen alauí.

Hasta dos referencias

La defensa del derecho de la libre determinación del pueblo saharaui era entonces la línea tradicional de los sucesivos programas electorales del PSOE, no solo en las citas europeas sino también en las generales desde el restablecimiento de la democracia. En 2019, Ferraz agregaba al párrafo anterior otro en el que redoblaba su compromiso: “Por ello, trabajaremos para alcanzar una solución del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui, así como para fomentar la supervisión de los derechos humanos en la región, favoreciendo el diálogo entre Marruecos y el Frente Polisario, con la participación de Mauritania y Argelia, socios claves de España, que el enviado de la ONU para el Sahara Occidental está propiciando”.

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